Octava Parte

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Kojiro deseaba devolver el tiempo, deseaba que ese día nunca hubiese ocurrido, deseaba no haberlo arruinado...

Era un completo idiota, lo sabía muy bien, debió haber pensado mejor las cosas. Pero... no lo hizo. Kaoru jamás lo perdonaría, y no lo podía culpar, no podía hacerlo, no después de haberlo engañado de esa manera.

Y pensar que unas horas antes tenían planeado viajar juntos...

Pero, desafortunadamente, el destino tenía planeado todo lo contrario para ellos.

•••


Fue en la mañana de un viernes.

Kaoru y Kojiro tenían planeado ir a Italia, a Verona para ser más precisos, ambos estaban muy emocionados, serían unas vacaciones de lujo, unas muy merecidas vacaciones de lujo. Se hospedarían en el mejor hotel de la ciudad y todo gracias al calígrafo. Él se había encargado de cubrir todos los gastos.

—¿Empacaste todo lo necesario para el viaje? —preguntó Kaoru.

Ambos estaban en Sia la luce, terminando de organizar los últimos preparativos para el viaje, y de ahí partirían hacia el aeropuerto.

—Sí, Kaoru... —suspiró— me hiciste esa pregunta hace cinco minutos, pero sí, ya empaqué todo lo necesario para el viaje.

—Solo quería estar seguro. —Kaoru encogió sus hombros y se cruzó de brazos, restándole importancia.

Kojiro rodó los ojos divertido, Kaoru nunca cambiaría.

—Sabes... aún sigo soprendido, no me esperaba que escogieras Italia para nuestras vacaciones.

—Bueno, nunca antes he estado ahí, tenía que aprovechar la oportunidad. Además, teniendo a un chef italiano como acompañante, será más fácil el recorrido. —declaró, con una pequeña sonrisa.

Kojiro sonrió de igual forma. Estaba emocionado y a la vez ansioso por el viaje. Quería mostrarle a Kaoru todos los lugares en los que había estado cuando fue a estudiar a Italia. Y Verona siempre había sido su lugar favorito de todo el país.

—¡Oh, casi lo olvido! —exclamó—Tengo que revisar unas cuantas cosas en la cocina. Ayer nos llegó un nuevo cargamento de alimentos y tengo que verificar que este todo lo que pedí.

—¿Y no pudiste hacerlo en ese momento? ¿Tuviste que esperar hasta el último minuto? —preguntó Kaoru, frunciendo el ceño.

—No, no pude. Estuve muy ocupado.— se excusó —Pero no te preocupes, son solo unas cuantas cosas, no tardaré. Tú espérame aquí, ¿de acuerdo?

—Está bien, te esperaré... Pero si te demoras más de lo debido, iré por ti y te jalaré de las orejas. —amenazó.

Kojiro levantó una ceja y sonrió, eso había sonado adorable de alguna forma.

•••

Tan solo habían pasado quince minutos, quince largos y eternos minutos que fueron una tortura para Kaoru.

No podía seguir esperando, tenían que salir lo antes posible o si no perderían su vuelo.

—¡Maldición! ¿Qué tanto está haciendo en la cocina? Me dijo que no se demoraría, pero lleva demasiado tiempo ahí adentro. —gruñó con molestia.

Acto seguido, se levantó de la silla y se dispuso a ir en busqueda de su impuntual amigo.

Lo jalaría de las orejas sí o sí.

Pero, antes de poder dar siquiera dos pasos, se detuvo. El sonido de la puerta abriéndose lo sorprendió. Y vaya que se sorprendió cuando se dió cuenta de quién se trataba. Incluso sintió una especie de déjà vu.

¿R-Ryunosuke?

El mencionado se volteó y le dedicó una sonrisa.

—Hola, Kaoru. Por fin nos volvemos a encontrar, nos volvemos a encontrar después de bastante tiempo... ¿Cómo sigues de tu resfriado?

—¿Resfriado? ¿Cuál resfriado? —Kaoru lo miró confundido, no entendía a que se refería.

—El resfriado que tuviste hace unas semanas. —explicó— El pequeño Koji me llamó el día que ibamos a salir, me dijo que no podías asistir debido a que te habías enfermado. Fue una lástima, tenía tantas ganas de salir contigo ese día.

Kaoru abrió los ojos sorprendido, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Luego pudo sentir cómo su corazón latía furiosamente.

Se sentían como punzadas.

¿Qué era lo que estaba sucediendo aquí?

Si él no había salido con Ryunosuke en esas dos ocasiones, eso significaba que...

—No, no puede ser... E-Es imposible... —susurró para sí mismo.

No podía ser cierto.

Y de repente, como si lo hubiese invocado con el pensamiento, apareció.

Kojiro salió de la cocina con una sonrisa en su rostro, ya había terminado con el inventario y  estaba listo para partir hacia el aeropuerto.

Pero, al ver a su hermano, palideció por completo.

—R-Ryunosuke... ¿Q-Qué estás haciendo aquí? —Fue lo único que pudo decir en ese momento.

Y cuando se volteó para poder ver a Kaoru, su corazón se oprimió.

Kaoru lo estaba observando, con los ojos brillantes, como si estuviera a punto de llorar.

Lo cual hizo.

Sus lágrimas salieron sin control, como pequeñas cascadas, y sin emitir llanto o algún otro sonido.

—Kaoru...Y-Yo...

No pudo decir nada, no pudo ya que una cachetada en su rostro se lo había impedido.

El sonido había resonado por todo el restaurante, haciendo eco, un sonoro y tortuoso eco.

Ahora sí, ya no podía evitar lo inevitable, ya no podía seguir con el falso teatro.

La verdad había salido a la luz...

Continuará...

¡¡No te rindas, Kojiro!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora