Corazón de Brujo [Todobaku]

Hechizo I

"El destino no siempre será generoso"

El jardín rebosaba de crisantemos blancos, era sin duda uno de sus lugares preferidos del castillo, aunque los tiempos estaban sumidos en una guerra constante contra las brujas, de vez en cuando se permitía salir a apreciar esas flores que con tanto esmero había cultivado desde que era solo un niño, era su forma de escapar por unos breves segundos de la realidad. A pesar de que sólo tenía catorce años, era lo suficientemente responsable para mantener cuidado y con vida ese lugar.

Disfrutaba de la brisa fresca mientras regaba meticulosamente cada brote, cada pétalo, cada hoja, era una tarea que se tomaba bastante en serio cuando la realizaba. Una vez terminada su labor se dispuso a leer un rato bajo el enorme roble, el cual estaba ubicado convenientemente en el centro del mar de flores blancas, lo que permitía ser el punto ideal para descansar y poder admirar la vista que te regalaba los brotes recién florecidos.

Apreciaba este lugar, podría decirse que era como "un pequeño paraíso en medio de un gran infierno"

Respiro profundo para relajarse, sin embargo, inesperadamente se escuchó una explosión, eso lo alertó y dejando de lado el libro, se apresuró hacia la sala de trono, donde seguro estaban sus padres, tenía que saber qué sucedía ¿Era otro ataque de las brujas? No había pasado mucho tiempo desde el enfrentamiento anterior, por lo que no estaba seguro que tanto aguantarían los guardias, ni tenía idea cuánto resistiría las barreras del castillo...

— ¡Shoto! — escuchó a alguien llamándolo...

Despertó abruptamente de su letargo, no por el recuerdo amargo de ese sueño que había sucedido hace ya varios años, más bien fue por el dolor agonizante que lo forzó abrir los ojos, enfocando mejor su vista pudo fijarse y recordar dónde se hallaba, lo habían atrapado. Estaba recostado sobre una mesa de piedra, sus manos y pies estaban totalmente inmovilizados por cadenas reforzadas con magia negra, lo que hacía imposible que lograra librarse, ni siquiera tenía un hechizo en su limitado repertorio de conocimiento de magia blanca que lo ayudara a escapar.

Entonces sintió otro corte, trataba de no gritar, de no emitir ni siquiera un sonido, se mordía el labio inferior con tal de no hacerlo, después de todo no quería darle la satisfacción a esa bruja de ver cuánto está sufriendo en estos momentos. Podía escuchar su risa, era molesta, además de chillona, era como si estuvieran golpeándole la cabeza contra un muro una y otra vez, cada que la escuchaba.

— Jajaja has despertado principito ¿Cuántas veces te has desmayado?

No dijo nada.

— Eres muy débil, apenas llevamos solo tres días y el ritual termina en el séptimo día, pero si sigues así morirás antes de que eso pase, así no podré absorber todo tu poder... — dijo con fingida pena.

Seguía sin responder, pero a la bruja no parecía importarle en lo absoluto, por lo que siguió con su monólogo.

— Quién hubiera pensado que hoy en día todavía existía un brujo y que este sea el príncipe perdido del reino de Ciegnis, imagina mi suerte cuando te encontré.

Otro corte y otro y otro...

Se sentía mareado, no sabe cuánta sangre ha perdido ya, pero eso lo ha debilitado demasiado, mantenerse despierto le estaba costando mucho esfuerzo. La bruja miraba divertida como su prisionero intentaba no desmayarse de nuevo, por lo que su risa volvió a hacer eco en el lugar y para mala suerte de Shoto eso fue lo último que escuchó antes de volver a perder el conocimiento.