Hechizo V

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"Una verdadera lealtad perdura en la vida y en la muerte"

Dormía plácidamente bajo el enorme árbol del jardín, estaba agotado, pues llevaba días corriendo de un lado a otro, sinceramente creía que su madre estaba exagerando, era solo una ceremonia de mayoría de edad, era una costumbre que se llevaba a cabo en el reino cuando se llegaba a la edad de dieciocho años, sin embargo, él iba a cumplir a penas dieciséis, el porqué celebrarlo ahora, simple, ha pasado un poco más de dos meses desde el último ataque de las brujas, por lo que el reino estaba en una relativa paz, aunque muy en el fondo sabía que era solo efímera y como dentro de una semana sería su cumpleaños su madre quería aprovechar hacerlo y su padre estuvo de acuerdo.

Muchos del consejo estuvieron en desacuerdo en un principio, ya que no era momento de celebrar, eran tiempos de guerra, por lo que consideraban esto como una pérdida de tiempo y en parte él también lo pensaba, no obstante, cuando le preguntó a sus padres de porque no desisten de la idea, él no estaría enojado por eso, porque comprende la situación en la que estaban actualmente, pero la respuesta que recibió fue una sonrisa de parte de ambos y un "te lo diremos en la ceremonia". No tuvo de otra que aceptar, después de todo, era algo que tenía ilusionada a su madre y no quería desmotivarla, ya llevaba tiempo que no miraba una sonrisa tan radiante en ella y quién era él para quitársela.

Durante tres días estuvo viendo todos los detalles junto a su madre, su traje, el banquete que vendría después, pues sería inmenso, debido a que habían invitado a todo el reino a celebrar la ceremonia de mayoría de edad del último de los hijos de los Todoroki. El consejo también se resignó y si bien todavía no estaban tan convencidos del todo, también empezaron a ayudar con los preparativos.

Esa tarde había terminado temprano sus pendientes, por lo que aprovechó su tiempo libre y se fue a su lugar favorito... el jardín.

Se había sentido tan tranquilo y relajado que no pudo evitar quedarse dormido al estar recostado cómodamente sobre el árbol. Cuando despertó ya estaba a punto de anochecer, parpadeo un par de veces para quitarse la somnolencia, era mejor si regresaba a su habitación.

Mientras caminaba por los pasillos, se encontró con su madre, que al verlo se acercó a él.

— Hijo que bueno que te veo, tengo algo que decirte.

— ¿Qué sucede madre?

— Vamos, acompáñame al salón.

Ambos llegaron y Shoto pudo ver que una mesita ya estaba preparado un juego de té con dos tazas, tal parece que esta plática ya estaba planeada, esperaba que no fuera algo malo, pero por la expresión del rostro de su madre, tal parecía que no fuese ese el caso. Tomaron asiento y la reina con la elegancia que la caracterizaba agarró su taza y tomo un poco del té.

— ¿De qué quería hablarme madre?

— Shoto dentro de una semana será tu ceremonia, ya casi todo esta listo, pero hay algo que tu padre y yo discutimos... — hizo una pausa y luego continuó — estamos preocupados por tu seguridad y consideramos que es mejor poner a tu disposición un guardia personal.

— Madre lo entiendo, pero no creo... — Shoto no estaba muy convencido, pues el reino necesitaba a todos los guardias alertas y listos para cualquier ataque de las brujas, el que designen a uno solo para protegerlo sentía que era como apartar a un guerrero de una batalla, puede que sea solo un hombre, pero hoy en día cada hombre contaba en las batallas.

— Hijo comprendo lo que quieres decir, pero me preocupa este tiempo de paz, es como si fuera la calma antes de la tormenta, por lo que tu padre y yo consideramos que necesitas protección.

Corazón de Brujo [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora