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Yibo llegó a la casa grande, sabe bien que Zhan está durmiendo justo ahora, por lo que prefirió encerrarse en su despacho tratando de controlar sus sentimientos.

Los minutos pasaban como una lenta agonía, necesitaba hablar con Zhan, aunque extrañamente se sentía tranquilo, en su mente solo hay un pensamiento.

Devolver a Zhan a su casa.

No quiere pensarlo tanto sabe que podría arrepentirse y perdonar a Zhan, pero vivir con la idea que podría estar amando al hijo de Haikuan sería suicidio para su alfa, con lo orgulloso y altivo que se sentía el alfa en su pecho con el embarazo del omega.

Ahora el alfa está furioso, si no tomaba posesión de Yibo para ir y acabar con el omega es porque Wang tiene bastante control sobre su alfa, aunque ambos pensaban lo mismo.

Tan solo diez minutos pasaron, pero no pudo soportar más, salió del despacho con su aroma irradiando feromonas de enojo, un sentimiento mezclado con otros tantos sentimientos negativos que hacía el aire pesado.

Li pudo sentirle, aunque Yibo estaba todavía a unos metros de la puerta.

El líder abrió la puerta con calma, Li sintió miedo, Yibo no se veía aterrador, lo aterrador es su aroma.

—Sal de aquí Li —dijo Yibo y el rubio no necesitó una segunda advertencia, corrió fuera, pero fue directo a Yubin.

Yibo cerró la puerta colocando el seguro, dio unos pasos cerca de la cama y colocándose al pie de esta miró al omega que duerme plácidamente sobre el lugar donde compartían sus amores.

La pesadez del aire obligó al omega a despertar, su cachorro se removía dentro de su cuerpo causando dolor, pero es soportable.

Entonces elevó la mirada y encontró a Yibo, instintivamente sonrió como siempre.

Yibo desvió la mirada, no soportando el dolor en su pecho, no quería mirarlo más, no puede, su alfa se siente herido y él también, ahora entiende porque Zhan hacía esas preguntas sobre si perdonaría una mentira más.

—Yi… —susurró el omega, aquel dulce sobrenombre comenzó a usarlo apenas hace un par de días, cuando el alfa se dio la tarea de hacerle el amor una vez más entre tantas.

Las lágrimas hicieron al alfa vulnerable, Yibo quería correr a la cama y envolver al omega en sus brazos, besarlo, mimarlo, decirle lo mucho que lo ama y pedir que diga la verdad.

Pero su alfa pide firmeza y Yibo sabe que doblegarse de esa forma sería arrastrarse a mendigar el amor de un omega que nunca le quiso de verdad, humillarse y destrozar su orgullo de alfa, es posible que el alfa abandone su cuerpo y convierta en Delta, uno que sería destituido de su puesto, no puede arriesgar tanto por Zhan, no lo vale.

“Una oportunidad”, pidió Yibo.

El alfa le dio la espalda.

Yibo trataba de pelear con las ganas de correr junto al omega y refugiarse en él y su cachorro.

“No es nuestro”, reprendió el alfa.

“Eso no lo sabemos”, defendió Yibo.

El alfa seguía dándole la espalda.

“Solo una oportunidad más”, concedió.

Yibo sintió la esperanza brotar en su pecho y se aferró a ella.

—Zhan, ¿Hay algo que no me hayas dicho? —dijo con su tono más tranquilo y regulando la intensidad de sus feromonas.

—Algo… ¿Sobre qué? —el omega no fingía confusión, Zhan de verdad no sabía a qué se debe la pregunta.

El Mejor Error. ♡ YiZhan ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora