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Entro en mi casa con una gran sonrisa en mis labios.

La noche ha sido increíble y solo espero que nadie nos haya escuchado...

Diría que me da vergüenza, pero bah, nos amamos. Es normal que hagamos estas cosas.

Esto me recuerda a la primera vez que Coraline y Victoria tuvieron un encuentro sexual. Yo las escuchaba desde mi habitación mientras intentaba dormirme, pero ellas seguían gimiendo sin parar.

Al final tuve que escuchar música con mis auriculares hasta que me quedé dormido.

La habitación de ellas está al lado de la mía, por eso se escucha siempre todo.

Camino hacia la cocina y dejo las llaves en la encimera y también mi móvil y mi cartera.

—Vienes muy contento —comenta Thomas sentado en un taburete. Está molesto, pero me da igual.

Abro la nevera y saco un yogurt de fresa. Cojo una cuchara y comienzo a comerlo.

—¿Estás molesto de que esté así de contento? —le pregunto señalándolo con la cuchara. Él rueda los ojos y se baja del taburete.

Se acerca a mí y huele mi pecho de una manera bastante exagerada. Esto me hace reír a carcajadas.

—¿Qué haces, mi querido perrito? —le pregunto riendo. Él me enseña el dedo medio.

—Te lo comes, imbécil —dice serio.

—En fin... No voy a decir que es lo que realmente me como —comento y abre los ojos a modo de sorpresa. Da varios pasos hacia atrás manteniendo las distancias.

—¡Estás muy salido, Ethan! ¡Antes no eras así!

Río y como la última cuchara de yogurt.

—Cambios, amigo mío —digo encogiéndome de hombros. Cojo otro yogurt y sonrío mientras lo abro.

—Hueles a sexo. Ve a ducharte, cerdo —dice y su cara es bastante extraña.

Río y doy un saltito sentándome en la encimera.

—¿Cerdo yo? Que poquitos orgasmos has tenido en tu vida, Thomas. Cuando consigas a alguien, estaré ahí para molestarte. Llamándote cerdo y criticando las posiciones que haces en la cama o en cualquier sitio.

Se queja y vuelvo a reír adorando el yogurt de fresa.

¡Sabe muy bien!

—¡Yo no te voy a decir nada de lo que hago en mis intimidades! Las posiciones... ¡Estás loco! —exclama mientras se va de la cocina.

Río y grito diciendo que es un aburrido.

Tiro los envases de yogurt a la basura y lavo la cuchara.

Subo las escaleras muy animado y toco la puerta de la habitación de Coraline antes de entrar. Oigo un adelante.

—¡Coraline! —digo muy feliz cuando la encuentro sentada en la cama con varios papeles a su alrededor. Cierro la puerta—. Te tengo que decir algo muy importante.

Sonríe feliz y aparta los papeles para que pueda sentarme. Coge mis manos ilusionada.

—¿Qué ha pasado? —pregunta. Veo un brillo en sus ojos muy hermoso. Está muy ilusionada.

—Tengo pareja. ¡Dante es mi novio!

Coraline se pone de pie en la cama y comienza a saltar en esta mientras grita de felicidad. Aplaude muy feliz y veo varias lágrimas en sus ojos.

Dante |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora