La cueva
"Oh, don't it hurt deep inside
To see someone do something to her
Oh, don't it pain to see someone cry
Oh, especially when someone is her"
Silence is golden
Gaudio & Crewe.En cuanto la andanada de flechas cayó sobre nosotros...
—¡Karla, saca a Noemí! ¡Sara, tú a Adriana! —gritó Paty mientras corría para arrastrar a Eloina a través de la puerta, no sin antes arrancarle la flecha del estómago, y aunque varias saetas alcanzaron a colarse antes que los tablones azotaran contra el marco, ya ninguna salió herida.
A la fecha no estoy seguro si un truco tan estúpido de veras funcionó o si la oscura voluntad detrás de aquel castillo simplemente nos dejó ir, lo que sea que haya sido, las chicas lograron avanzar a la siguiente habitación y mientras Karla y Adriana sanaban de sus heridas, Paty y Sara revisaban a Eloina.
—¿Ely cómo estás? ¿Cómo te sientes?
Casi sin fuerza para hablar, la rubia, quien yacía sobre las rodillas de la hermosa morena, se limitó a esbozar una ligera sonrisa, mientras Sara dejaba escapar la primera de un sinfín de lágrimas que derramaría por su amiga.
—N-no pasa nada, amiga... ya sabíamos que... que esto iba a pasar... ¿verdad, Paty?
La pelirroja miró a su amiga con profunda compasión, mientras asentía con un ligero movimiento de cabeza.
—Paty, sólo... ¡aghhh!... sólo despídeme de Hugo, dile... que lo lamento, lo lamento en verdad y... y cuídalo mucho... ya ves que es muy loco a veces.
La chica volvió a asentir.
—Sara, perdóname...
—¡No, Ely, no lo digas!
—Sí... perdóname por todo, por los malos momentos... por estar entre ustedes... y... y perdónalo a él por ser tan tonto... ¡ungh!... p-por no saber decirte lo que... lo que siente.
Sara comenzó, ahora sí, a llorar a lágrima viva, entre amargos sollozos, mientras Karla caía de rodillas y se dejaba acunar por Patricia, quien no soltaba la mano de su amiga agonizante.
—Pe-pero él te ama, Sara... él te ama tanto como tú a él... si tú lo vieras, Sara, cómo se le ilumina el rostro cuando te ve acercarte y cómo le cambia la voz cuando habla contigo... y cómo te mira y cómo tú lo miras... ¡Dios! Sus miradas, Sara... eso es magia, magia de verdad y nada de lo que hay en este horrible lugar puede comparársele y no hay magia ni poder en el universo que pueda separarlos, que pueda romper el lazo que hay entre ustedes, sólo tú Sara, sólo tú...
Incapaz de soportarlo más, Karla se dejó caer sobre el cuerpo de la rubia, quien todavía alcanzó a acariciar su cabeza, transmitiéndole la fuerza que le quedaba.
—¡Noooo! No, Ely, no te vayas...
—Lo siento, cariño, hay tanto que no te pude enseñar... pero, por favor, déjame ir... duele... duele muchísimo... déjame ir...
Los sollozos de las cinco jóvenes llenaron el lugar, mientras Eloina se dejaba ir.
—Tengo... ¡aahhh!... tengo frío, Sara... y tengo miedo... no quiero morir... tengo mucho miedo, Sara...
Y fue así como nos dejó, con un suspiro, el último acorde de una balada romántica y sencilla que se extinguió demasiado pronto; y fue así como Sara perdió a su mejor amiga, su apoyo, su fuerza en los oscuros años de su adolescencia, cuyo cuerpo ahora tendría que abandonar en aquel horrible lugar, pero con la certeza de que su alma encontraría para sí misma la alegría y el consuelo que nos regaló a nosotros en esta vida.
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Guerreros y hechiceros
FantasyUn juego deja de ser un juego cuando es tu vida la que se arriesga. Tu vida deja de ser tuya cuando un demente te usa como su marioneta. El mundo en que has vivido deja de pertenecerte cuando te das cuenta de que el amor y la esperanza pueden conden...