8. Haciendo lo que se supone no debería. Gracias madre.

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Ya habían pasado algunos días desde ese lunes en que, inesperadamente, Luke encontró el que sería su refugio en medio del bosque

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Ya habían pasado algunos días desde ese lunes en que, inesperadamente, Luke encontró el que sería su refugio en medio del bosque. Aún se le hacía bastante extraño el cómo llegó hasta allá sin que se diera cuenta, y no terminaba de creerse su versión de verla y solo seguirla. Le parecía algo perturbador. Y peor aún, no había mentido cuando dijo que seguiría insistiendo, todos los días sin excepción la buscaba durante las tardes.

El martes se cruzó con ella «por casualidad» en la supertienda de la esquina cuando hacía las compras, su madre le había encargado algunas cosas que ya estaban agotadas en casa. Con ayuda de Vilma, escogieron los productos adecuados sin dar tanta vuelta por todo el almacén. Charlaron un rato al salir, despidiéndose de la misma manera que el día anterior.

El miércoles, estando en el patio de su casa con el trampolín, Luke se acercó buscando una pelota que «por accidente» llegó rodando hasta ese lugar. Se unió a sus brincos y piruetas con la vaga excusa de vigilar que no volviera a matarse, o por lo menos no mientras estuviese saltando. Al terminar sudados y cansados, tomaron un helado del camión de golosinas que pasó por el vecindario, regalo de Luke.

El jueves había salido a manejar bicicleta para ir a su refugio, pero a mitad de camino «casi atropella» a dos chicos que estaban aparcados en medio de la calle con sus bicicletas a un lado. Ese día, Peter y Luke la acompañaron en su pequeño recorrido por el vecindario y más allá. Hicieron un par de carreras para ver quién era el más rápido, ganando Peter tres de tres.

El viernes, esperando tener paz y tranquilidad, fue a la biblioteca local para prestar algunos libros. Se quedó un rato en la sala de lectura viendo algunos ejemplares, posibles opciones para leer, cuando se vio interrumpida por los comentarios de Peter, quien se quejaba de lo mala que era la segunda parte del libro que ella tenía en mano. Detrás de este, Luke fingía leer muy concentrado un cuento infantil con dibujos para colorear. Después de más de una hora de charla y más quejas, se vieron obligados a abandonar el lugar por exceso de ruido, yéndose al parque más cercano donde continuaron hablando hasta que cayó el sol.

El sábado llegó y con él, su preocupación por la cercanía del inicio de clases. No le gustaba ir sin tener nada en sus manos, siempre trataba de tener todos sus útiles escolares listos para empezar con el pie derecho. Además, usaba eso como pretexto para adquirir más material de pintura, dibujo y tal vez algunos discos nuevos.

—Señorita, ¿cómo me le va? —saludó Luke con emoción.

Estaba sentada en la banca de su terraza leyendo uno de sus libros favoritos, cuando Luke salvaje y fastidioso llega para interrumpir su concentración.

—¿Sí te das cuenta que estoy leyendo? —inquirió Naomi mirándolo con recelo.

—¿En serio? —dijo con sarcasmo— ¿Qué lees?

—Harry Potter y la muerte del pendejo que no me deja leer en paz —contestó mirándolo con ojos entornados— ¿Te suena?

—Mmmm... creo que sí —su expresión era pensativa y divertida a la vez—, me suena a que estas mal de la cabeza.

✅Sangre Mestiza I [Saga Mestiza Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora