“Me repito que no hice nada mal… para calmar el peso en mi conciencia”
…
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.Camino por la sala de estar como un león enjaulado, sin despegar su mirada de la puerta principal, llevaba al menos una hora ahí, a la espera de Suigetsu, necesitaba respuesta y solo él era capaz de proporcionárselas.
Pesados e inestables pasos tras él lo hicieron tensarse y salir abruptamente de sus pensamientos, lentamente y a la defensiva volteo su mirada sobre su hombro, solo para encontrarse con un tipo fornido que caminaba tambaleante hasta él, arrastrando y destruyendo lo poco que tenía aquella sala a su paso.
Un desagradable escalofrío le recorrió la espalda cuando reconoció quién era.—Niño Uchiha.—gruño con voz fría y un poco entrecortada, su respiración era inestable mientras buscaba apoyo en la pared raída a su lado.
—Hmph…—el solo lo observó, ese tipo nunca le había causado una buena impresión, él de entre todos los dementes de ese lugar, si parecía lo que realmente era… un asesino.
Todo en él era extraño desde su tono de piel hasta las extrañas cicatrices en su rostro semejantes a las branquias de los pescados.
—Tan comunicativo como su hermano—gruño con fastidio mientras continuaba acercándose, y no fue hasta que estuvo lo suficientemente cerca que el notó la razón de su torpe andar.—¿Dónde está Suigetsu?.—pregunto entre dientes con una mueca de dolor, pero él no presto suficiente atención a la pregunta, su oscura mirada estaba fija con horror sobre la enorme herida en su estómago, que inútilmente trataba de tapar con sus enormes manos.
—Niño Uchiha…—volvió a gruñir al no tener respuesta a su pregunta, el dirigió su mirada a sus pequeños y rasgados ojos, que esperaban ansiosos y fastidiados su respuesta.
—No está.—fue lo único que susurró.
Kisame chasqueo los dientes con algo de molestia, para luego susurrar una maldición.—Busca el botiquín de emergencias. Me ayudarás.—ordeno más él solo frunció el entrecejo antes de negar.—No te lo estoy preguntando, tu simplemente lo harás, si no quieres que le dé una pequeña visita a tu querido hermano mayor.—y por la pequeña y siniestra sonrisa en su rostro aquel asesino supo que había tocado un punto sensible en él.
—Óbito no te dejará.—gruño entre dientes, más Kisame solo agrandó su sonrisa, dejando a la vista sus puntiagudos dientes de aspecto desagradable.
—Niño ¿Crees que le temo a la ira de tu demente primo?… estoy junto a él porque tenemos intereses en común, no malinterpretes mi estadía aquí.—se burló de él, poco antes de toser un poco de sangre.—Apresúrate y trae el botiquín.
Y así lo hizo, no sin antes soltar una maldición y darle una mala mirada que él contestó con una sonrisa.
—Suigetsu guarda esas cosas en el baño, busca ahí.—grito a su espalda al cabo de unos minutos.
Era molesto, no se quería relacionar con ningún asesino de Akatsuki, su estadía ahí solo era temporal, apenas el consiguiera secuestrar a la chica Hyūga sería libre, no quería tener ningún lado con esas personas, no quería agregar más crímenes a su lista.
—Ten…—gruño cuando encontró el botiquín y regreso con Kisame, este lo miro con una ceja alzada, para después solo suspirar y levantar su camisa llena de sangre.—No irás a pretender que yo…
—Desinfecta la herida.—jadeo dejando al descubierto la grave herida.
—No.—gruño retrocediendo con el ceño fruncido, Kisame maldijo.
—Mocoso…—Hacer ese tipo de cosas no es mi trabajo, yo estoy aquí solo por mi hermano, si mueres o vives para mí no tiene importancia, de hecho preferiría que muriera.—gruño, con su oscura mirada fija con desagrado sobre él, quién solo sonrió.
—No eres tan diferente al resto de los que estamos aquí… no te las andes dando de santo, mocoso Uchiha.—se burló de él entre quejidos de dolor y escupitajos de sangre.
—Hmph piensa lo que quieras…—gruño antes de simplemente alejarse de ese lugar, ya luego vería a Suigetsu, prefería evitar seguir teniendo encuentros con los asesinos de Akatsuki.
…
Se miró al espejo fijamente, observando con cansancio los ojos claros que le devolvían la mirada, para después solo suspirar y caminar de regreso a su cama.
La había visto, y el miedo en sus ojos tan iguales a los suyos solo le confirmo lo que él ya sabía. Ella jamás volvería a verlo de la misma forma, jamás volvería a llamarlo con la misma calidez, la avaricia de su padre había arruinado lo que él más atesoraba en el mundo, le había roto el corazón y destruido el futuro que de niño había planeado junto a ella.
Sin importar cuánto tiempo permaneciera alejado para dejarla sanar, en el momento en el que sus miradas se encontraran de nuevo ella volvería apuñalar su corazón al reflejar el horror y miedo en su clara mirada.
…
Suspiró mientras terminaba de colocarse el uniforme, al final no había podido hablar con Suigetsu, no había podido saciar su curiosidad.
Unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos y el sonido de la puerta siendo abierta lo hizo dirigir su oscura mirada a ella, solo para encontrarse con la extraña máscara en forma de espiral que Óbito siempre portaba.
—¡Hai! ¡Hai! ¡Hai!—saludo de forma cantarina levantando ambas manos en el proceso, mientras recostaba su costado en el marco de la puerta.—¡Buenos días Sasuke-chan!.
—…Bueno días Óbito.—susurro entre dientes terminando de vestirse.
Sabía la razón de su estadía ahí esa mañana, de hecho ya se había tardado un poco.—¿Y? ¿No tienes nada que decirme? ¿Algún informe sobre las misiones encomendadas? ¿Algún avance?—preguntó con la misma voz cantarina y juguetona.
Suspiró.—Es difícil relacionarse con la chica Hyūga, y Naruto es desconfiado hacia mí.
—Mmm entiendo, entiendo, en resumen lo que intentas decir es que aún no ha habido progreso alguno.—dijo para si mismo asintiendo varias veces con una mano en su mentón.—Quizás necesites un incentivo…—susurro de forma distraída, causándole un calosfrió y mal presentimiento.
—¿De qué hablas?.—pregunto ansioso, más Óbito no respondió y simplemente se fue, sin despedirse ni decir nada más, dejándole con aquel mal sabor de boca.
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No era parte del plan
Fanfiction-Enamorarte no era parte del plan, Sasuke-chan.-escucho una burlona voz, obligándolo a detenerse. -Jodete Óbito.