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"Y ese momento, tan banal como cualquier otro, significó la ruina de ambos"
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..
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Los ojos grandes y azules de Naruto parecieron perder un poco su brillo en cuanto el nombre de la organización de Óbito salió de sus labios.

El nombre no le parecía ajeno, por lo que veía estaba bastante familiarizado con él y tenía su historia, pero no le podía interesar menos, el solo necesitaba una cosa, estaba apostando la vida de su hermano y la suya en el camino, y definitivamente haría lo que fuese para que ese plan resultará perfecto.

—¿Entiendes porque necesito hablar con tu padre?.—pregunto mirando su alrededor, era imposible que alguien los estuviera viendo o escuchando, pero desde que ingreso a Akatsuki, desconfiaba hasta de su propia sombra.—Naruto, necesito su ayuda.

—¿Cómo sabes que me quieren secuestrar? ¿Cómo puedo estar seguro de que esto no es sólo una broma pesada?.—pregunto con el rostro mortalmente pálido.—Eres raro, todo en ti grita problemas…

—Hozuki Mangetsu.—susurro revelando una de sus cartas, hasta donde recordaba la historia de Suigetsu, Mangetsu había sido un policía infiltrado de Minato, eso debía de ser por lo menos más que suficiente para que Naruto y cualquiera creyera sus palabras.

Los ojos azules de Naruto se abrieron de par en par, y entonces la desconfianza, el dolor, la ira y muchas otras emociones más brillaron en su azules ojos.

—Ese nombre…

—Estuve ahí cuando lo asesinaron.—revelo sin ton ni son, sin perderse ningún detalle de la mirada de Naruto.—No te estoy pidiendo nada muy difícil, solo necesito que me contactes con tu padre, yo…

—El no lo hará. No te ayudará.—lo interrumpió Naruto, con voz vacía.

—¿Por qué? ¿Cómo lo sabes?.—pregunto casi histérico, haciendo un enorme esfuerzo para que la desesperación no se colara en su voz.

Naruto suspiró y restregó su rostro con ambas manos.

—Tengo información que les puede ser de muchísimas utilidad, solo necesito que me ayuden.—Pidió pero para su mala suerte Naruto negó.

—Desde la muerte de Mangetsu y el intento de asesinato de mi madre, él decidió no involucrar a nadie más en ese caso. De hecho tengo ya bastante tiempo sin verlo, no tengo idea de en dónde está, ni cómo está.—termino de decir con pesar y entonces él sintió como todo un enorme y helado balde de agua casi congelada caía sobre él.

Había hecho un plan, uno solo que jamás podría poner en acción sin ese hombre, sin Namikaze Minato, él, Naruto, Hinata y su hermano estaban condenados.

—Hay alguien con quién puedo ponerte en contacto, no sé si te puede ayudar pero es lo único que puedo hacer por ti.—comento Naruto.

—Si no es Minato, no me es de utilidad.—susurro derrotado.

—¡No! ¡Él puede serte útil!.—dijo de pronto, haciendo que lo observará unos segundos antes de negar.

—No puedo confiar en nadie, tu padre era mi carta ganadora.—susurro empezando a caminar, apretando sus puños con impotencia.

Debía idear otro plan.

—¡Hatake Kakashi!—grito Naruto segundos antes de que abandonara aquella solitaria azotea. Confundido lo volteo a ver.—Investiga ese nombre y verás que quizás te pueda ser útil.

Caminó por entre los pasillos desolados, oyendo únicamente el sonido débil de sus pisadas, debía volver a clases, debía recoger sus pertenencias y marcharse. A esa hora del día ya no habría nadie en el salón, no habría miradas ni molestos susurros, solo silencio, solitaria y acogedor silencio.

Pero para su total sorpresa está vez si hubo alguien, su mirada se encontró con unos ojos fríamente oscuros y calculadores, que le devolvieron la mirada con un estibo de sorpresa. Ella lo reconoció enseguida; era el chico con el que había chocado días atrás, un desagradable escalofrío le recorrió el cuerpo enteró y entonces esquivo su mirada, dirigiéndola al suelo.

Él no dijo nada.

Ella tampoco.

Era mejor así.

Rápida e incómodamente se abrió paso por entre los pupitres vacíos, maldiciendo internamente cuando notó con desazón que él ocupaba el asiento al lado del suyo. Un lugar que nadie quiso nunca tomar.

—Lo que sea que vayas hacer solo hazlo y vete, necesito pensar y me estás distrayendo.—gruño él de pronto asiéndola sobresaltarse.

—Lo siento…—susurro obligándose a recobrar un poco la compostura, por eso odiaba estar rodeada de personas, nunca había sido realmente buena comunicándose, las relaciones con otras personas se le daba fatal, más aún si eran personas intimidantes como lo era ese chico de cabello oscuro y fría mirada.

—Hmph…

—¡Lo siento! ¡S-solo recogeré mis cosas y me marcharé!.—se disculpó cohiendocogiendo con temblorosas manos los libros debajo de la mesa y su bolso, sintiendo en todo momento la pesada y fría mirada de él sobre ella, provocando que sus movimientos fuesen más torpes y tensos.

Y entonces en una muy mala broma de la vida, justo cuando ya estaba por marcharse de ese incómodo lugar, tropezó con el pupitre vacío de al lado, golpeando su tobillo que le saco un gemido de dolor e hizo que involuntariamente soltara los libros en sus manos.

¿Así o más torpe?

Esa chica era la encarnación de la torpeza e incomodidad.

Suspirando la observó recoger sus pertenencias, de manera torpe, y entonces se dio cuenta que si no la ayudaba a marcharse de ahí, jamás podría pensar tranquilamente, sin ser consciente esa torpe chica estaba interrumpiendo sus esperanzas de un futuro lejos de las garras de Akatsuki.

Soltando una maldición se acercó hasta ella, sin pasar desapercibido el momento en el que todo su cuerpo se tenso y congeló, cuando cogió entre sus manos el primer libro.

—Eres bastante torpe.—confeso, mientras suspiraba.

Probablemente de caer en las manos de Óbito, estaba seguro que ella no saldría de ahí con vida. Solo una mirada bastó para ser consciente de que pese a las ropas grandes, era una chica atractiva, como había notado la primera vez que la vio.

Casi sentía lástima por ella.

Casi sentía lástima por Naruto.

Casi sentía lástima por Suigetsu.

Pero él no se podía dar el lujo de sentir lástima por nadie cuando era la vida de su hermano la que estaba por encima de cualquiera.

—G-Gracias…

Él no flaquearía, aún cuando ella lo mirará con esos grandes y brillantes ojos perla, su conciencia no dudaría la entregaría a Akatsuki, si sus planes fallarán, cumpliría la misión original y rogaría a todos los dioses existentes que Óbito cumpliera su palabra.

No era parte del planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora