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"Nunca juzgues a un libro por su portada, ni a una persona por su apariencia."
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Observo la pequeña y precaria habitación donde Suigetsu lo había llevado, solo había una cama vieja e incómoda, un mesita de luz y nada más. Las paredes se veían sucias y carrañosas, con la pintura despegándose de ellas.

Junto a él escucho un suspiro y volteando su rostro observó la mirada que Suigetsu le daba.

—Debiste haber permanecido lejos de aquí Sasuke-chan.—susurro Suigetsu adentrándose en la habitación, con blancas sábanas en sus manos.

Sus ojos amatista se veían cansados y resignados, ya no brillaban en diversión como antes, al menos no de la misma forma. Lo recordaba jugando por los pasillos de esa oscura casa junto a él, lo recordaba contándole asombrosas historias sobre su hermano, lo recordaba llorar desesperado cuando Óbito asesino a Mangetsu frente a sus propios ojos.
Él lo recordaba todo.

—…¿Por qué no huiste?.—pregunto cerrando la puerta tras de sí, Suigetsu lo volteo a ver de reojo sonriendo incrédulamente.

—Puede que no lo parezca pero soy inteligente. Escapar de Akatsuki es imposible, tu eres el mejor ejemplo de ello.—simplifico encogiéndose de hombros mientras acomodaba las sábanas sobre aquella fea cama.

—Mangetsu…

—Mi hermano fue un estúpido policía que se creyó capaz de desmantelar a la más peligrosa organización criminal de Japón… y pago el precio por ello.—susurro con voz apática.

Y entonces él lo recordó, fue esa misma noche cuando descubrieron a Mangetsu que Itachi y él huyeron de ese lugar, esa misma noche en la que presenciaron el precio a pagar por una traición, la noche en la que todo Akatsuki se enteró que Mangetsu era un policía infiltrado.

Aquello lo había tomado por total sorpresa, porque Mangetsu parecía todo, menos un policía, nunca fue excesivamente amable ni compartió más que un saludo o una advertencia con él, pero recordaba que Itachi si era muy amigo de él, recordaba haberlos visto hablar en varias ocasiones a escondidas, lejos de las miradas de los demás.

—Si eres inteligente y juegas bien tus cartas puede que logres salir de aquí con las manos limpias y con Itachi-nii.—susurro terminando de acomodar la sábana.—…¡Suerte Sasuke-chan!.—sonrió divertido antes de pasar junto a él.

—Las paredes tienen ojos y oídos.—susurro casi inaudiblemente palmeando su espalda y dejándole la piel erizada cual gato en peligro.

Alerta observó su alrededor, no parecía que aquel lugar tuviera cámaras, parecía más bien capaz de derrumbarse ante el más mínimo golpe, pero él no era nadie para contradecir a Suigetsu, y aunque él no se lo hubiera dicho no era estúpido ni ingenuo, todo sus planes, todo, absolutamente todo lo mantendría a salvo en su cabeza.

En silencio camino hasta la vieja cama y como sospecho en un principio era endemoniadamente incómoda, el pequeño colchón era más delgado que una hoja de papel, en su espalda era capaz de sentir cada división de las tablas de madera.

“Solo será por poco tiempo”.

Se dijo mentalmente, solo sería por poco tiempo que soportaría ese lugar, una vez secuestrara a esa chica, él y su hermano serían libres. Era simple, si acaso lo más difícil sería acercarse a ella, pero una vez lo logrará solamente la enamoraría y la entregaría a Óbito.

Lo sentía por Hyūga Hinata, pero ella sin saberlo se había convertido en el pase de libertad para su hermano y él. La vida de ella valía más que la de su hermano y él juntos.


—Es ella.—escucho la voz de Suigetsu decir.

Ambos estaban sentados dentro de una cafetería, llevaban ahí al menos dos horas, esperando por ella y cuando la vio bajar de ese lujoso auto le hubiera gustado decir que se sintió sorprendido, pero no fue así, toda ella gritaba “¡Soy la orgullosa heredera de los Hyūga!” “¡Soy rica y de clase alta!”, solo una mirada a su vestimenta basto para darse cuenta que ella tenía dinero, era sin lugar a dudas ropa de diseñador, su largo cabello y liso cabello negro caía por su espalda como una cascada y su piel era blanca y de aspecto delicado como la porcelana, lo que si lo sorprendió fue una cosa sus grandes ojos color perla, símbolo inequívoco de su linaje.

—Linda ¿Cierto?.—escucho decir a Suigetsu, y sí, tenía razón pero tampoco era asombrosa, solo era una chica que había nacido con la desgracia de ser la heredera de los Hyūga (en su humilde opinión).—Bueno Sasuke-chan, ella es tu misión, suerte intentando acercarte a ella.

No era parte del planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora