DE CAMINO HACIA EL DESTINO

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GIA

No podía ocultarlo tenía miedo, mucho miedo, mis manos temblaban sobre mi regazo mientras esperaba de manera ferviente la respuesta de mi padre quien se mantenía callado y con aquella delgada pluma en la mano, mis palabras lo habían cogido por sorpresa y estaba segura le acababan de formar una batalla en su cabeza.

—¿Gia? —Me llamó a levantar la mirada mientras que mis ojos creaban lágrimas, no me había dado cuenta que estaba llorando hasta que una gota traicionera bajo e impacto en mi palla—¿Te das cuenta de lo que me estas pidiendo?

—Lo hago padre.

Mis ojos subieron con lentitud, necesitaba mirar su rostro y analizar su reacción con cuidado, aquel rostro levemente arrugado por el paso de los años me miraba con detenimiento, parecía estar maquilando un ciento de cosas en su cabeza mientras mis dedos se entrelazaban en mi regazo.

—Siempre deseé mirar a mi hija en un lugar de la elite—Comenzó diciendo—Al principio las palabras de tu madre me desanimaron pues pensaba que tu falta de interés en el matrimonio te dejaba en desventaja delante de muchas mujeres, entonces vi una salida en el Templo de Vesta, podrás no casarte y quedarte allí como una mujer respetable.

—Padre ese no es mi deseo—Le reitere con un leve atisbe de confianza—Dame la oportunidad de demostrarte que puedo llevar un matrimonio sin deshonrar tu casa, permíteme mostrarte que estoy lista para mantener un hogar en orden y a mi esposo a mi lado.

—No digo que no puedas hacerlo—Me replicó—Solo digo que tu desempeño podría no agradar al emperador.

—Déjame presentarme delante del César, estoy segura que puedo ganarme tu confianza en la ceremonia de esponsales—No sabía si pecaba en mi exceso de confianza pero sí que daría lo que fuera para nunca dañar el nombre de mi padre delante del emperador—Además, al ser mayor puedo procrear con mayor confianza descendencia, sabes perfectamente la cantidad de mujeres romanas que mueren al dar al luz por ser demasiado jóvenes, deja que Galia madure un poco más.

Él sonrió con ironía poniéndose de pie y dejando caer de golpe la pluma sobre su hoja con enfado.

—¿Piensas en todos? ¿Piensas en tu madre, en Galia y en mí mismo? —Señalo su cabeza—¿Acaso mi hija es tan humilde para no pensar en si misma? Si te equivocas no habrá una segunda oportunidad, el emperador te cortará la cabeza importándole poco que seas mi hija.

—Confió en mí misma sé que eso no pasara—Parte de la culpa de la desconfianza de papá era de mi madre, si tan solo no hubiera hablado acerca de su descontento con las labores maritales y de mi falta de estudio en ellas tal vez las cosas habrían estado más fáciles—Padre, te lo ruego, no apagues en mi esta llama de ilusión que aún tengo, me he armado de todo el valor que pude para venir y arrodillarme ante ti, por favor no rompas en pedazos esa ilusión.

Su boca se abrió antes de soltar un sonoro suspiro mientras sus manos acomodaban su túnica, negó con la cabeza haciéndome pensar en que tal vez había fallado, fallar representaba la muerte de dos inocentes, era sumamente trágico.

—Tal vez sea la voluntad de los dioses, ha pasado esto con tu madre, sé que su unión con Galia es superior pues la dio a luz a diferencia de ti así que no puedo evitar pensar que eres demasiado considerada con ella—Me dijo inclinándose un poco y tomándome por los hombros para ayudarme a ponerme de pie—Tienes los ojos de Lilia y no puedo negarme a nada cuando lloras de esa manera, que Juno me maldiga si rompo esas ilusiones que tiene mi hija.

—¿Me permitirás hacerlo? —Musité con sorpresa apoyándome en sus brazos.

—Lo hare—Respondió derrotado—Pero a cambio deberás multiplicar tus horas de estudio y dejar que tu madre te guie con más ahínco después de la ceremonia de esponsales, la boda será en el mes de Junio, mes propicio para una boda según los dioses.

ARTS AMATORIA (VOL. I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora