UN MATRIMONIO SOLO DE PALABRA

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GIA

Nunca había sido alguien fanática a la violencia, aunque en Roma esta era la principal fuente de entretenimiento, la gran vista que tenía delante fue solamente interrumpida por Seia quien se acercaba a la mesa que tenia delante del diván donde estaba recostada a dejar un cuenco lleno de frutas.

—Gracias Seia—Le dije a la vez que Cornelia acercaba su mano y tomaba una uva para llevarla a sus labios, ella permanecía acostada en otro diván a un escaso metro de distancia pues lo único que nos separaba era la leve mesita donde descansaban los manjares de temporada. Delante nuestros esposos hacían demostración de sus conocimientos con la Glaidus mientras luchaban entre ambos, ambos solo se habían colocado un faldín de cuero y la ropa interior debajo para ir lo mas ligeros posibles, Marcus era más bajo en comparación a Caius quien le superaba por media cabeza.

—¿Quieres hacer esto interesante? —Preguntó la pelinegra mirando a su marido con suficiencia—Mil denarios para Marius—Una apuesta, observe a Caius abalanzarse en contra del romano mientras ambos luchaban por demostrar quien era el mejor, Marius era rápido por lo que fácilmente se escabullía en los espacios abiertos.

—Dos mil—Me la jugué—Por Maximilian.

Ella rio.

—Le tienes confianza—Musitó extasiada sin despegar los ojos del frente, ambos hombres peleaban muy serios en el jardín mientras ambas los mirábamos desde una construcción, no sabia como describirla del todo, tenia un techo de loza y grandes pilares en cuatro direcciones, pero en todos lados era descubierta, sin duda estaba hecha para pasar largos ratos sin sufrir del caro del verano, alrededor había muchas plantas que ayudaban a refrescar la zona y hacer mucho mas amena la estancia—Van los dos mil.

Ambos parecían estar calando sus conocimientos el uno del otro, se miraban analíticos antes de abalanzarse e intentar dar el primer sablazo.

Marius, estoy notando que has perdido el toque—Lo molestó el castaño girando la espada en sus manos como si no temiese que le atacase—¡Cornelia! —La llamo.

Ella levanto su mano haciéndole ver que le había escuchado.

—Tu marido necesita pasar mas tiempo en batallas antes de que sus manos se oxiden, parece que estoy peleando con un bárbaro anciano, creo que los celtas dan más batallas, permítele que abandone tus brazos haber si puede regresar a ser el Marius que conocí—Bromeó ganándose una sonrisa de parte de Cornelia.

Dominus, yo no lo obligo a quedarse en mis brazos es el quien no quiere abandonarlos—Respondió la mujer levantando un poco la voz pues estaban a unos diez metros—Creo que me ganaras el dinero—Musitó en voz baja mermando su confianza.

Mi amor, no le hagas caso, lo que a mi me falta a el le sobra, pero lo que mi me sobra a el le falta—Marius no se guardo sus comentarios, Caius lo fulmino con la mirada antes de abalanzarse sobre él, el delgado metal provoco que con el choque un sonido agudo inundara nuestros oídos, la espada de Caius se acerco peligrosamente al cuello de Marius quedando solamente detenido por el esfuerzo que este hacia por impedir que su espada retrocediera.

—Ustedes no se comportan como ninguna pareja conocida en Roma—Cornelia rompió el silencio mientras miraba a ambos hombres no querer ceder, yo me moví incomoda temiendo por la reacción de Maximilian ante las palabras de su amigo.

—Cada pareja tiene su manera de comportarse—Me excusé sin mirarla.

—No—Musitó ella—Los matrimonios son para concebir hijos y tener sexo desmedido, ustedes no lo hacen—No junte el valor para mirarla, sabia que sus ojos estaban sobre mí, no tenía como quitarles credibilidad a sus palabras.

ARTS AMATORIA (VOL. I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora