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-再一次-

-¿EH? ¿¡MIKASA!? -Dice una sorprendida voz. -¿Qué le pasó a tu cabello?

-Hola, Falco. -Saluda con serenidad. -Ya volví. -Dijo la sonriente muchacha.

-Sí, ya veo. -Dice desinteresado.

-¿Eso es todo? -Cuestiona mientras entra a su hogar, descansando un momento de sus pertenencias. -¿Es así cómo recibes a tu hermana después de que se fue por una semana? Muy mal pajarito, muy mal.

-¡Oh, no! ¿Qué harás, hermanita? -Dice el niño desafiante. -¿Me darás esa mirada desafiante tuya?

-Con que así van las cosas, eh? -Respondió Mikasa. -Entonces no hay manzanas marleanas para el niño grosero.

-¿¡EHH!? -Exclamo sosprendido. -No, no, Mikasa ¡Esto no era parte del trato!

-¿Dónde están papá y mamá?

-¡No me ignores! -Suplico molestó.

-Te pregunte algo, Falco.

-Y yo te dije que no me ignoraras.

-Ah, está bien. Si vamos a poner todo de esta manera, iré a bañarme y le preguntaré a Hannes. -La azabache abandono al niño en el comedor de la casa, y se dirigió a su habitación, a guardar todas las cosas que había obtenido en Trost, como los regalos de Eren, por supuesto.

El niño daba repetitivas vueltas en el piso inferior de la casa, en el comedor de su sala, dudando en subir y enfrentar a su hermana. Sí, él sabía que sus padres no estaban, pero no se lo diría a Mikasa, él sólo quería sus manzanas y eso no estaba mal, verdad? Él sólo era un dulce niño que deseaba comer.

Un dulce niño insolente, pensó Mikasa. Ella lo extraño mucho, y así es como la recibe? Definitivamente era una pérdida de tiempo invertir sermones en él, no iba a tomar en cuenta ningún regaño, al parecer, aprendería todo por cuestión propia, era necesario. Jamás se cansaría de admitir que era un pequeño clon de su amigo de la infancia, de su amado Eren.

El leve crujido de la madera al lado exterior de la puerta la puso en alerta, seguro su pequeño hermano estaba allí, y como lo conocía lo suficiente sabía que estaba dudando

-Papá y mamá se fueron a Trost con los Blouse. -Confesó. -Es realmente extraño que no te hayas encontrado con ellos, Mikasa.

-¿Huh? -Soltó al otro lado de la pared, acomodando las prendas que acababa de quitarse. -Que raro... si llegué hace un momento, se supone que debía verlos.

-Si es que llegaste hace rato. -Soltó.

-¿Qué estás tratando de insinuar, Falco?

-¿Yo? Nada.

-Cabe la posibilidad de que estés mintiendome. -Dijo furiosa, abriendo la puerta de un golpe.

El niño trago fuerte al ver la figura furiosa de su hermana, pero él sólo estaba bromeando, cierto? No hay nada malo en mentir una vez, después de todo, él sólo es un dulce niño pequeño.

-No están en Trost. -Dijo rápidamente, con un poco de miedo.

-Continua.

-Están en la otra casa, la que está fuera de aquí. -Terminó.

𝑴𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒚 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅.♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora