Indra caminaba por las calles del sucio poblado humano con una sensación de nausea que le revolvía el estómago. No le gustaba andar por allí, pues el polvo de las calles y el olor de la gente la hacía sentir sucia, pero no tenía más opción que seguir avanzando para llevar a cabo su misión. Esa estúpida misión que bien podría haber llevado a cabo cualquier subordinado de bajo rango. Pero no. Su reina quería humillarla. Someterla. Asegurarse de que no la traicionaba. El problema con el que no contaba Glynn era que cada vez que lo hacía, a ella se le hacía más difícil permanecer sumisa.
"Sólo un poco más", se repetía. Sólo un poco más y su deuda quedaría saldada, de modo que volvería a ser libre... eso, siempre y cuando Glynn cumpliera con su parte del trato. La había visto traicionar a mucha gente antes y ya podía esperar cualquier cosa de ese ser retorcido y cruel.
Indra giró en una de las calles repentinamente al ver cómo un grupo de hombres la observaban con lascivia. Eso la hizo, si era posible, sentir más asco todavía. Los humanos eran la peor raza de todas. Volubles, sin honor ni respeto por las tradiciones de los dioses. Seres egoístas y traicioneros que entregaban su lealtad a quien más les convenía. Ya había tratado con suficientes de ellos para saber cómo eran en realidad.
Se detuvo unos instantes para volver a encontrar el leve rastro que el agua de Shiza emitía desde el cuerpo de la joven humana, portadora de la gema y objetivo de su reina. El rastro era tan débil que, si no se daba prisa, pronto se perdería. Eso haría que encontrarla se complicara demasiado y a Glynn no le gustaba esperar.
—¿Qué tenemos aquí? —escuchó una voz sucia y grave tras ella.
—Vaya, parece un bombón —dijo otro con cierta burla.
—Un bombón que quiere ser devorado —se rio la tercera persona.
Cuando se dio la vuelta, observó con repugnancia a los mismos humanos que había visto unos momentos atrás. Hubiera deseado evitar problemas, pero aquellos hombres en ese momento, eran peor que cucarachas para ella, y como tales, debían ser aplastados.
—¿No te apetece pasar un buen rato, preciosa? —le dijo el primer hombre, mostrando una sucia sonrisa que decoraba una barba de varias semanas, mugrienta y maloliente.
—No estoy de humor para perder el tiempo con vosotros... —siseó la mujer de agua mientras arrugaba la nariz con asco.
Indra extendió ambas manos, sintiendo cómo el agua sucia de los charcos que decoraban los adoquines de las calles respondía a su llamada. El simple hecho de manipular un agua tan sucia ya le resultaba repulsivo, pero era lo único que tenía a mano.
Los hombres, al darse cuenta de que Indra no era una mujer cualquiera, se sintieron amedrentados, pero el exceso de alcohol en su cuerpo les dio una falsa seguridad, por lo que uno de ellos se abalanzó hacia ella en un inútil intento de someterla. Ella alzó una de las manos y parte del agua que había acumulado colisionó con la cara de su agresor. El agua penetró por todos los orificios faciales y se centró en su cerebro, provocándole un terrible dolor. Cayó de rodillas al suelo y entre gritos, poco a poco dejó de luchar, hasta que su cuerpo inerte se dejó caer a un lado y murió. El agua, ahora con una tonalidad más rojiza, salía por su boca, nariz y oídos e Indra, asqueada por el desagradable espectáculo, centró su atención en los otros dos hombres.
Al darse cuenta de que no tenían nada que hacer contra ella, salieron corriendo y abandonaron el cuerpo del que un día fue su compañero.
—Humanos... —musitó Indra pasándose las manos por ambos brazos en un intento de quitarse la suciedad imaginaria que sentía sobre su ser. Al hacerlo, se dio cuenta de que sus ropas se habían visto salpicadas por la sangre del hombre, y cuando estaba a punto de quitarse el manto que la cubría en un arrebato de asco, se dio cuenta de que eso era justo lo que necesitaba.
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Emma y las Crónicas de Koh
FantasyEmma, una joven introvertida que lucha por conectar con los demás, experimenta un giro radical en su vida el día de su cumpleaños. Un misterioso poder despierta dentro de ella, transportándola a un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas y pelig...