PRÓLOGO

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Dicen que el mayor enemigo del ser humano es el fuego, lo destruye todo a su paso... Pero lo que
no saben es que, en realidad, su mayor enemigo es el miedo.
Si el miedo no existiera, no le temerías al fuego.
El miedo es el rival más peligroso al que tendrás que enfrentarte en tu vida. No solo te impide
tomar decisiones, sino que, cuando te propones conseguir algo que será crucial en tu vida, te pone
trabas y obstáculos para que llegues tropezando a esa meta... Si es que llegas.
Al menos, eso ocurre cuando eres afortunado y te toca solo una pequeña dosis de miedo. Hay,
sin embargo, personas que nacen malditas y se ahogan lentamente mientras el terror las engulle en
un rincón, donde nadie puede escuchar sus alaridos de desesperación.
El miedo invade tu vida desde que tienes uso de razón. Poco a poco, esa malicia endemoniada
va creciendo dentro de tu mente y se apodera de ella hasta que, sin que te percates de lo que
ocurre, acaba por consumirla.
Algunas personas son poco miedosas. Otras lo son más... Y después estoy yo, que llevo
luchando desde pequeña para deshacerme del miedo que tengo retenido dentro de mí. Me ha
castigado toda mi vida, acompañándome a todos lados, protagonizando mis pesadillas diurnas...
Yo no tengo miedo, no: el miedo me tiene a mí.
Siempre me atrapa.
Por más que me escape de él y haga todo lo posible por salir corriendo, me vuelve a alcanzar.
Es como una bestia: cuanto más huyes, más lo provocas, más se enfurece y más te atormenta.
Sobre todo, regalándote errores del pasado sin ticket de devolución. Y por eso nunca avanzas,
porque siempre vuelves a repetirlos una y otra vez... hasta que nacen los errores nuevos.

NADIE COMO ÉLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora