Londres 1895

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Commingle apareció desnuda en medio de una fabrica de metales a las 11 de la noche, como todos los demás saltadores, sin recordar nada mas que el confuso momento del primer salto. 

Encontró un sucio mono de trabajo y se lo puso, envolvió su cabello y empezó a buscar en los papeles, diarios y revistas sucias que habían sobre el escritorio, quizás algo de información.

Vio la fecha en un retazo del diario Times y casi empezó a entender lo que estaba pasando. 

Se sentó en un rincón frio de aquella oscura fabrica y espero a que salga el sol.

Al amanecer mientras un anciano sin ganas, abría la puerta desde afuera ella se apresuro a colocarse tras la puerta, en anciano sin mirar empuja la puerta mientras Commingle tira de ella, el anciano cae hacia adentro asustado y Commingle corre hacia afuera de la fabrica muy apresuradamente.

Hambrienta y descalza camina por Chiltern St. pensaba en todo lo que le había pasado estas ultimas horas, mirada al piso y recogiendo el mono sucio con el que se había vestido mientras temblaba de frio, recordó su nuevo "don o castigo".

Se detuvo, miro al piso y mientras daba un paso hacia atrás dijo en voz baja: 

- adref... (Casa en Gales).

En ese momento se fragmento su entorno, mientras ya sin miedo termino de dar su paso hacia atrás y apareció en una cabaña en la ladera de una montaña, campos de azafrán y jazmines rodeaban la cabaña, nevados empinadas al norte con nubes negras que los coronaban como anunciando una tormenta al caer la noche y bosques de pinos se apreciaban a lo lejos.

Dentro de la cabaña, se sentía muy cálido todo, una pequeña chimenea alumbraba el lugar y en la mesa pan artesanal, frutas y un tazón judías con tomate.

Sin pensarlo, Commingle se sentó en la mesa a comer, no importaba si era de alguien mas, y tampoco importaba ese "cuando" ni donde estaba.

El instinto mas básico de supervivencia puede mas en estos casos que la moral o el castigo.

Ya satisfecha, se levanto de la mesa y empezó a recorrer la cabaña, mirando y tocando todo ligeramente con la punta de los dedos.

Se dio cuenta que en la cama había algo de ropa, unos zapatos, se sentó en la cama y tomo un pequeño trozo de piedra con un nombre escrito en el: Commingle.

Esa extraña sensación de no recordar quien era empezó a martillar en ella.

- ¿Quién soy?... ¿Dónde es mi hogar?... ¿Cómo llegue aquí?... ¿Commingle... es mi nombre?...

Se armo de valor, cosas que hacen un poco de pan y judías, se vistió con esa ropa que la declaro suya y dijo:

- Lundain... 189...6

KintsukuroiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora