Ahora está en una cafetería en la calle Cumberland, junto al astillero de Brooklyn.
Arrimado a una pared color café, llena de cuadros y fotografías, seguramente del propietario con algún famoso.
Voltea y mira por encima del hombro la pared, las fotos y el lugar... nadie lo ha visto, se acerca a la mesita que esta cerca de él, toma un sobre de azúcar morena de un recipiente metálico, lleno de sobrecitos con todo tipo de endulzantes.
Lo echa en su taza de té, guarda otro sobrecito en el bolsillo derecho de su abrigo y sale del lugar...
Es el 10 de noviembre de 1989, la caída del muro de Berlín era la notica del día, y la gente caminaba apresurada, Jorah tropieza suavemente a un caballero elegante que caminaba a prisa mientras frotaba sus manos por el frio.
Jorah toma "prestada" la cartera del caballero con ese tropezón intencional y saca unos billetes que había en ella, soltando en el piso todo lo demás.
Sigue caminando y ve una tienda de ropa en la acera de enfrente.
Al entrar a la tienda, agarra lo primero que ve, unos pantalones, zapatos, camisa, tirantes y un chaquetón color gris oscuro.
Pide en un mal ingles y señas, un lugar para probárselos, el encargado del lugar le señala un vestidor pequeño debajo de un letrero de ofertas de color azul marino algo desgastado.
Mientras se estaba mirando al espejo, ve las marcas que se le han formado en los brazos, formas y figuras sin ningún orden, también las ve las que tiene en una parte del pecho y hombros, voltea para ver las marcas en su espalda la cuales son las mas grandes.
Alguien golpea la pared que divide el vestidor.
- Jorah... ¿te quedaría bien un corbatín?... digo, por la época, ...no queremos llamar la atención.
- Niran... ¿desde cuando me sigues?
- desde el tropezón de la cartera... pero te guardare el secreto.
Niran es otro "saltador" de unos 25 años, con acento armenio, delgado, usaba lentes sin armazón en la parte superior y siempre miraba por encima de ellos, casi rubio, de ojos verdes y con barba en el mentón, una charla con él era hablar de tres temas en simultaneo y utiliza mucho las manos para expresarse, siempre sonríe burlescamente al terminar una oración.
Sus marcas se formaron con mayor frecuencia en sus piernas por lo que nadie nota que es un saltador.
Al igual que Jorah no recuerda nada antes del primer salto, solo sabe que los puede hacer hacia donde y cuando quiera, pero como todo en la vida, pagando un precio, dolor y una marca.
Tiene una abeja viva en un pequeño frasco de vidrio que cuelga de su cuello y él jura que es la "primera abeja del mundo".
Es uno de los pocos saltadores que han tenido el valor de intentar saltar al principio de todo, tristemente nadie sabe cuando fue el principio, así que todos juran prepotentemente haber ido a ese "cuando"... pero todos sin poder responder cuando se les pregunta:
¿donde?.
Jorah no ha intentado eso jamás, no le interesa o por lo menos no pretende interesarle.
Desde su primer salto como todos, llego ya en esa forma física la que no cambia con el pasar del tiempo, aunque para ellos el tiempo se torna relativo ya que ninguno de ellos puede decir con certeza el "cuando" están o de "cuando" vienen.
Pero las heridas si quedan, las nuevas marcas de los saltos también quedan y si sufren un accidente pueden morir y allí no hay salto que los salve.
Sin recordar nada, sin conocer las reglas del salto, Jorah solo recuerda que estaba sangrando por una herida arriba de la ceja izquierda, que él aun se puede sentirla en la ceja cuando la toca... su primer salto.
Rara vez los saltadores se hacen amigos entre ellos, pero Niran ve en Jorah un amigo y un hermano mayor, las reglas les prohíbe saltar juntos y la aprendieron (como todas las reglas) a la mala... eso si, demoraron muchos "cuándos" en encontrarse.
Otra de las reglas del salto es que lo debes hacer caminado hacia atrás, solo un paso, un paso hacia atrás que duele y que deja marca.
Jorah termina de vestirse, abre la pequeña puerta y mira a Niran probándose por encima unos corbatines.
- ¿Cuándo estabas?
-por allí, Jorah, tu me dijiste que los conejos de España eran gigantes antes del año 1000, fui a ese "cuando" y yo los vi iguales.
- ¿de verdad me creíste?... ¿pagaste una marca por una curiosidad?
- tu lo acabas de hacer por un sobre de azúcar... Jorah sonrie mientras se pega a la pared del local, mira a Niran y le dice:
- bellavista, Guayaquil 1990...
Da un paso hacia atrás, el entorno empieza a fragmentarse, Joran se desvanece en esa grieta y desaparece, dejando en el piso los billetes que tomo de la cartera de aquel caballero en la calle, un pago por la ropa que se llevo.
- jamás me cansare de ver estos saltos...
Dice Niran mientras observa que nadie lo vea, se guarda un corbatín en el bolsillo y da un paso atrás y también salta.
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Kintsukuroi
Ficção CientíficaEs la historia de un errático saltador del tiempo-espacio y su intento por escapar de su realidad. Sin memoria, sin respuestas, perdido en un mundo oculto para aquellos que caminan a la simple guía de un reloj. transcurre en el mundo de hoy, de aye...