•La dulce muerte.

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Capítulo 8.

Cuando el humano logra sentir empatía de manera hipócrita suceden los más maravillosos milagros .

Adán Solmer un joven de 18 años, cuyo secreto era haber asesinado a su madre, de una manera cruel y sádica.

Quizá su transfiguración es para él lo más importante en su vida, la muerte le dió un magnífico sentido a su vida y el poder de decir que lucha de manera errónea por su felicidad o estaba equivocado.


Al caer la noche se fue a la habitación donde estaban en recuperación los pacientes de heridas por quemaduras el olor era fétido, los pacientes desprendían un olor a putrefacción el olor a sangre y pus era penetrante.

Despertó con un suave golpe en el hombro de la anciana y le dijo mirándola con compasión:

—Ya es hora de irte, ahí donde las almas ya no sienten dolor.–Le dijo poniendo las manos en el tanque de oxígeno.

—¡Gracias ! .–Respondió la anciana con los ojos llenos de lágrimas.

—!Si ya cállate!.

Adán le abrió el manómetro al tanque de oxígeno, la anciana brincaba en su cama dando golpes contra el duro y grisáceo colchón.

—¡Mira que bien ! Pareces un pez fuera de agua y a mi me resulta tan gracioso!, ¡Pero mueres muy lento! Y yo necesito más alegría para mí corazón.

Miro al su alrededor y vio una sábana y la sujeto a su cuello de la anciana quien luchaba por respirar, ante poniendo sus manos para evitar que Adán colocará la sábana al rededor de su cuello, pero fue en vano.

Adán estranguló lentamente a la anciana, dando un tiro fuerte hasta el crujir de sus huesos brotando de la nariz un río fluyente de sangre.

Mientras le decía que eso era lo que le había pedido con lágrimas y ahora el y su alma piadosa se lo brindaban.

"Hora de muerte 3: 45 am la paciente muere de un fuerte infarto."Escribio Adán en la bitácora de hojas recicladas.

-Me imagino que debes estar feliz ahora que te has marchado, me preguntó ¿Cómo es la vida después de la muerte ?.-La miro dulcemente.

Sus manos habían quedado con rastros de sangre la cual miraba extrañado colocó dos dedos en la nariz en la cual corría la sangre y la acariciaba, el calor y lo delicado del fluido lo hacían sentir tan lleno de paz.

El cuerpo inerte de la anciana, con ojos abiertos, con una mirada al vacío y al dolor, era el rostro más lleno de paz que alguien jamás había visto.

Adán la limpió tan despacio le cerró los ojos. En su cara había una enorme satisfacción quizá en su mente tan perturbadora era tan cotidiano.

Ya para cuando terminó de asesinar anciana la tapo y recostó a su lado, extendiendo los brazos para que lo abrazará.

—¡Sabes!,miras ahora el cielo, ahora ya no sufres, ya no despertarás cada mañana deseando morir, me preguntó ¿Irías al infierno o donde está el que todo lo puede ?.-Dijo al cuerpo inerte de la dulce anciana mientras lo abrazaba.

Cerró los ojos y se quedó dormido.

Al día siguiente...

-¡Adán! ¡ Adán! ¡Levántate ! ¿Me puedes explicar porque hay tantos papeles de sangre en el suelo y que le pasó a doña Lucy?.-Dijo el ayudante segundo de enfermería.

- La pobre tuvo una terrible contusión en la madrugada , hice todo lo posible para salvarla pero fue en vano, fue todo tan rápido.-Dijo con una voz muy suave y un mirada angustiada, preocupado por la terrible situación.

-¡Ayúdame a llevarla al crematorio!.

La cargaron en una camilla y se fueron camino al horno,el cual hacía un ruido como si las llamas hablarán y silvaran desde el mismo infierno.

Mientras se quemaba doña Lucy con un fuego tan denso que no se podía ver solo el rojo intenso, ardía Doña Lucy y detrás del cristal de la pequeña puerta,Adán gozaba la escena con una sonrisa hipócrita.

Los ojos con lágrimas del ayudante, una cara aflijida contemplaban la escena tan dolorosa, excepto Adán, quien se moría de la risa y sus ojos ya comenzaban a salir lágrimas de alegría.

—Es muy extraño la forma en que murió, bueno pues igual no podemos hacer mucho ¿Verdad?.-Le dijo el ayudante a Adán.

—Bueno aquí todos mueren y otros simplemente quieren morir uno nunca sabe, como es el misterio de la muerte.

Ambos contemplaban aquel mágico crematorio, al terminar recogiendo ambos las cenizas para colocarlas en una urna pero un fuerte dolor de cabeza le llegó tan repentinamente a Adán, haciendo que se agarrar fuerte la cabeza con ambas manos ante la mirada atónita y sin saber que hacer el ayudante estaba sin palabras.

El dolor lo coloco de rodillas mientras gritaba "ayúdame no te quedes mirando como imbécil ".

El camino de la muerte lleva muchos lugares desconocidos y la vida quizá también te cobre alguna factura de tanto que se le debe quizá nunca se termine de pagar tal miserable ofrenda.

La Transfiguración de Adán SolmerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora