𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒄𝒆

646 96 13
                                    

Cuando Jeongguk abrió los ojos lo primero que vió fue al peli-azul desperezarse a su lado, estaban lo suficientemente cerca como para decir que pequeñas y casi invisibles pecas adornaban las mejillas de Kim.

—Buenos días, TaeTae—bostezó al ver que el peli-azul también lo hacía—, ¿cómo dormiste?

—Acostado a tu lado con los ojos cerrados—contestó burlón apachurrandole las mejillas por un momento, bostezando nuevamente.

—Me saliste muy chistoso—puso los ojos en blanco, para luego comenzar a levantarse de la cama. Tomó las muletas y se dirigió al baño para hacer sus necesidades, de hecho, se dió una larga ducha. Para cuando salió aún con su ropa de dormir, notó la ausencia de Kim.

Si bien se le hizo un poco extraño, lo dejó pasar y mejor, después de cerrar la puerta con pestillo por precaución, se vistió para el gran y largo día que le esperaba. Él no se había tomado el tiempo para ir a conocer el predio donde se realizaría la boda, pero según le dijo Chungha al terminar el patio de la casa encontraría un sendero que le llevaría hasta un quincho. Poco después de hablar con su madre y enterarse de que su tía Lee se había llevado a Taehyung consigo, también emprendió camino siendo cuidadoso.

El quincho era enorme y estaba dividido en dos partes: en una las personas se sentaban a disfrutar de la fiesta y en la otra se encontraba la cocina y los sanitarios. La estructura y los pilares eran de piedra y techo de paja, tenía unos ventanales muy lindos con cortinas de color lila y reinaba en la cocima el aroma a frutillas por alguna razón.

Jeongguk estaba fascinado, tan ensimismado que no se percató de que un chico tan despistado como él corría cargando dos cajas que le impedían la visión. ¿Qué pasó? Parecerá muy cliché pero, si, lo de siempre. Ambos acabaron tendidos en el suelo, y gracias a la luna que justo por esos minutos el personal aparentemente tenía otros asuntos que atender y no estaban merodeando, de lo contrario moriría de vergüenza.

—¡Lo siento tanto! ¿Estás bien, te hiciste mucho daño? Dios, ¡dios! soy muy torpe.

—No te preocupes—rió un poco—, la alfombra es una especie de amortiguador, y además, es una costumbre caerme.

—Yah, pero vamos, arriba chico bonito—le extendió ambas manos para ayudarle a levantar, el chico sonriendo aceptó sonriente el gesto y una vez de pié el contrario también le alcanzó sus muletas.

—¿Muchas gracias...?

—Yugyeom—sonrió.

—Bonito nombre—halagó—, yo so-soy Jeongguk.

Yugyeom tenía la tarea de hacer los dobleces de las servilletas de papel, y como Jeon estaba aburrido y como aún no podía encontrar a Taehyung por ninguna parte se puso a ayudarle.

—Eres lindo, Jeongguk—soltó de imprevisto, dejando las servilletas ya doblaras en un recipiente especial para ello.

Un sonrojo se coló en el rostro del menor, no era el primer cumplido o comentario ya que en todo el tiempo que habían estado juntos  le había estado diciendo cosas lindas y coquteandole. Jeongguk lo observó, Yugyeom hacía diferentes muecas intentando doblar perfectamente las servilletas, y eso se le hizo tierno.

—Tú también eres lindo Yugye—su voz hizo eco en la cocina-comedor, en la cual supuestamente solo se encontraban ellos dos.

Supuestamente, por que alguien dejó caer una taza plástica, asustando a Jungkook.  Cuando éste se volteó a ver, resultó ser nadie más ni nadie menos que Taehyung.

—L-lo siento si te asusté, Ggukie—se disculpó sintiéndose en demasía avergonzado, bajo la mirada de confusión por parte de cierto muchacho pero la cual no le importaba en absoluto. Y mierda que estaba apenado, por que la idea era pasar desapercibido y había fallado en su único objetivo al oír las palabras de Jeon.

𝗘𝗹 𝗵𝗶𝗷𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗞𝗶𝗺 ミ 𝗧𝗮𝗲𝗚𝗴𝘂𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora