Capítulo IV: Revelaciones nocturnas

0 0 0
                                    

Capítulo IV: Revelaciones nocturnas.

Me fui a dormir pensando en el agitado día que había tenido, me encantó porque siempre había querido estar en un juego de paintball y eso era lo más parecido que había tenido, debido a que en realidad nadie salió herido. Cerré los ojos y descansaba como cualquier otra noche con la mente en la oscuridad de la nada, no pasó mucho tiempo cuando mi mente empezaba a jugarme malas pasadas. Soñé que estaba en un gran salón estilo corte victoriana, me disponía a bajar por las inmensas escaleras y me percaté que todo estaba un gris muy triste y que no había nadie que me esperara abajo. De pronto una fuerza desconocida me hizo saltar y di vueltas en el aire hasta impactar con una de las mesas. Me pareció que el sueño había terminado, porque me encontraba en el cuarto, solo que eso era un macabro truco de mi inconsciente, antes de que pudiera si quiera mirar a algún lado, un ruido ensordecedor de potencia sin igual me empezó a aturdir. El ruido era bestial, aunque tapara mis oídos con mis manos, no podía dejar de escucharlo y sentía como si esas hondas me golpearan todo el cuerpo. Súbitamente aquel flagelo paró, me encontraba todavía en el cuarto y sujetando mi cobija con las manos cerca de mi barbilla, me tranquilicé por unos instantes por haber salido de aquella situación tan rara. Al parecer todo había vuelto a la normalidad, quería levantarme y asearme para mantenerme despierto, pero intenté mover mis brazos y no pude hacerlo, mis músculos se tensaron y me esfuerzo era inútil. Era un sensación horrible no podía moverme aunque lo intentase de forma errática.

No me percaté de cuándo exactamente me desperté, estaba confundido, apenas empezaba a diferenciar la realidad de las creaciones de mi oscuro abismo mental… esa pesadilla… la había olvidado pese al enorme terror que me había infundido, apenas recordaba que había soñado algo muy extraño, pero lo pasé por alto como cualquier otro sueño. Me dediqué a asearme pero no había notado que todavía faltaban dos horas y media para empezar a trabajar, me senté en la cama e inspiré profundamente, al exhalar cerré los ojos y recordé la pesadilla. Volvió a mi mente de pronto y me sorprendió lo macabra que parecía, a pesar de no ser muy detallada, poca era la exactitud de todo… pero me seguía atemorizando. Volví a dormir para tratar de descansar, aunque en el fondo tenía la sensación de que posiblemente me hundiera en ese abismo traicionero e inexplicable que eran los sueños.

Sonó la alarma de inicio de actividades e intenté levantarme, cosa que me fue muy complicada porque parecía que mi cuerpo se había vuelto de plomo. Di algunas vueltas en la cama para despertarme aunque seguía somnoliento, me levanté a asearme con mucha pereza, cuando me miré en el espejo recordé mi pesadilla infernal. Intenté mojar mi cara con agua para despertarme pero los músculos de mi brazo parecían haberse atrofiado, casi pego un grito porque pensaba que era otra pesadilla. Me dirigí a la cama corriendo pero me tropecé y caí, empecé a sobarme con la incertidumbre de no poder identificar si estaba en la realidad o en una maquinación perversa ocurrida en la fase REM del sueño. Sentía mucha libertad de acción como para ser un sueño y continué con mi rutina normal de siempre. Cuando terminé me dispuse a salir rumbo a mi puesto de trabajo junto a mis compañeras, encontraba en ellas una amistad bonita o por lo menos así lo veía yo. Quería preguntarles si creían que mi pesadilla era un mal agüero, pero me invadía la pena, porque seguramente les parecería débil de mi parte demostrar miedo a algo tan tonto.

Abordé el tema preguntándoles qué pensaban sobre los sueños, Diana en un todo muy jovial respondió que eran películas mentales, Sofía por su parte dio un enfoque más profundo y respondió que eran acertijos que revelaban en futuro. Aquella declaración me heló la sangre, no quería que aquel desastre se volviera realidad, bueno… no es como si mis pasadas pesadillas se cumpliesen, pero esta era distinta era demasiado abstracta y mórbida y le tenía un temor primitivo e inexplicable. Hablamos un rato de los sueños y pesadillas que reflejaban parte de sucesos que ocurrían luego, quizá no ocurrían al pie de la letra, aunque muchas partes coincidían o las hacíamos coincidir al buscar diferentes interpretaciones de ilusiones que en muchas ocasiones no tenían sentido.

Nuestro TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora