Capítulo II: Descubriendo una nueva realidad

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Capítulo II: Descubriendo una nueva realidad.

Regresé del mundo de los sueños con una sonrisa pequeña, pero que expresaba lo maravilloso que había sido mi descanso. No había abierto los ojos para intentar permanecer en mi descanso, que pese a no haber soñado nada sentía que había sido exquisito, suspiré y percibí el aroma de las flores. Abrí los ojos y me di cuenta que se habían esparcido por todo el colchón, me levanté y me di cuenta que la cama estaba desarreglada, la acomodé y acosté a reflexionar.

Era raro pero me empezaba a gustar estar allí, me sentía como una mascota mimada, quizá  fuera una jaula,  pero era preferible eso a ser golpeado brutalmente o ir a la cárcel. Pensaba en mi pequeña casa, quizá cualquier apartamento promedio fuese más cómodo,  pero me salvaba de pagar alquileres o ser desalojado. En mi casita lo único de valor era mi trabajo para ser honestos, desde la gran pandemia el trabajo en casa se volvió algo normal, por lo que todos empezamos a adaptar nuestros hogares para volverlos oficinas más aptas para el trabajo. Yo tenía apenas dos escritorios con dos computadoras modestas, aunque perfectas para realizar mis labores periodísticas, unos archivadores y bibliotecas que estaban a reventar, quizá la moda fuere lo digital, pero nunca reemplazó para mí la satisfacción de tener algo palpable en físico.

Mientras pensaba en lo que posiblemente había perdido, sonó una alarma seguida de un mensaje, en cual explicaban que tenía un margen de una hora para prepararme y salir para empezar mi labor, esto me hizo ponerme manos a lo obra para iniciar la jornada. Me lavé los dientes, me bañé y me vestí, realidad no tenía ni la menor idea de lo que haría pero lo menos tenía un indumentaria neutra. Toqué la puerta a ver si alguien me escuchaba y de inmediato se abrió, antes de que pudiera pronunciar palabra alguna, dos mucamas entraron y una se dirigió al baño y la otra me sentó en la mesa sirviéndome la comida. Mientras la chica me daba mi desayuno aproveche para hablar con ella y me fue difícil por mi timidez, iniciamos una conversación normal y de hecho la invité a que me acompañara a comer y ella aceptó. Ella sabía muy bien que yo quería estar informado sobre mi situación, por lo que me dijo que al terminar, ella misma me llevaría a mí puesto de trabajo mientras hablábamos sobre toda la instalación. Yo accedí gustoso e invité a comer a la otra mucama que también aceptó mi invitación.

Terminamos de comer y me guiaron por todo el complejo, me dio un poco de pena porque cada una me tomó por un brazo como si fuéramos pareja sentimental. Agradecieron mi calma y amabilidad porque en realidad no eran mucamas, ellas eran agentes de orden público de la Alianza Múltiple, me dijeron que de haberme negado a acompañarlas me hubieran traído a la fuerza. Me reconfortó saber que mi aptitud me había salvado de una nueva golpiza, pero me atemorizaba un poco que las chicas que ahora me acompañaban pudieran hacerme daño. Me dijeron que nos encontrábamos en una Zona de Uso Común, esos territorios donde se la Alianza Múltiple concentraba sus fuerzas militares y de asistencia, por lo que intentar escapar de allí sería una tontería. Aclararon que el nombre del grupo que se estaba formando y al que yo pertenecía se llamaba "Nueva Ahnenerbe", según ellas fui seleccionado por mi labores importantes para la ciencia moderna y por haberse demostrado mi evidente capacidad de sobrevivir en condiciones muy hostiles, lo que me volvía una pieza importante y valiosa para el equipo.

Llegamos a una puerta donde se veía el nombre que me habían dicho anteriormente "Nueva Ahnenerber", se despidieron de mí y me hicieron pasar diciéndome que habíamos llegado al puesto de trabajo y adentro se me suministraría toda la información para aclarar mis dudas.

Entré a la gran habitación y pude ver a dos hombres leyendo muchos documentos y marcando algunos mapas, saludé cordialmente y los hombres voltearon sus miradas hacía mi. Me observaron por un rato, mientras lo hacían puede reconocer al ruso del informe que había leído en mi habitación, ese legendario hombre con una historia increíble. Los dos hombres estaban mirándome atentamente y para romper el hielo agregué:

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