Capitulo 9. No sé que pensara de mi.

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Hugo.

Vi que corto la llamada, me quedé un rato más en el balcón que daba hacía el patio, la fría noche se hacía más presente, la vista llena varios tipo de árboles, los normales y los pinos, daban buena vibra, había una luna media, solo era una pequeña mitad de ella, consigo las estrellas adornando el cielo nocturno.

Me quedé pensando en lo sucedido, Emma se volvió en poco tiempo, la mitad de mi vida, es asombroso que pase eso. El asombroso de la manera algo mala, no estoy acostumbrado a que alguien llegue en mi vida y sobre todo marque y este día a día ahí, solo hubo una que lo hizo y no fue bien.

Cuando se trata de Emma cuestionó, así yo tenga el autoestima en los cielos, lo hago.

Hay algo en ella especial, su rareza, su mentiras inocentes, su tartamudeo, su forma de expresarse conmigo que me vuelve loco. Le gusta la misma cosas que a mí, es como si me la fueran puesto en el camino cuando nos necesitábamos, me negué varias veces está semana si me gustaba o no.

Hoy comprobé que puede que me esté atrayendo, el momento que recibí ese audio de ella, que en realidad era de su "amigo", afs me cae mal. Volviendo, no pude evitar enojarme, le respondí muy frío. Me arrepiento lo que hice.

Una voz proveniente de mi habitación se oyó. Voltee para verla

–Hugo ¿Qué haces ahí?–Una Leyla semi desnuda en mi cama, si la hermana gemela de mi mejor amigo.

No fue lo mejor que pude hacer y sí, eso es lo que también me arrepiento. Ella pensaría que la ignore, que también fue así, pero en esos momentos que me envió mensaje estaba en una sección de sexo salvaje con ella, prometí a mi mismo no hacerlo. Me coloque mal por ese echo, y por eso dedusco que me atrae Emma, por dios.

No sé cómo pude tener sexo así para solo olvidarme de ella, quién se olvidaría de Emma, exacto, nadie lo haria.

Es única.

Y es un descaro que lo diga ahorita cuando estuve con otra, pero hey, apenas somos una extraña amistad de distancia.

–Nada, necesitas irte.– ella se incorporó, su cabello amarillo entre dorado brillante cayerón sobre su mejilla, tenía un moño desordenado y su blanca piel estaba a la luz de la luna. Ella es linda, pero yo soy un jodido perro a la muerte.

–¿Qué dices? Si sabe lo mucho que me costó salir de mi casa por el castigo que me hizo pasar Louis– se notaba que se estaba enojanda en su voz, yo me quedé quieto donde estaba, ella se levantó a mi. Su pecho grande rebotaban al caminar, llegó hasta mi.

Se fue acercando, y coloco sus manos en mi nuca, acariciándolo. Sus ojos azules me miraban intenso, sabía lo que hacía. Me estaba manipulando, lo hacía siempre cuando le decía que no podíamos tener más sexo por su hermano, y ahora que ya vale el, es por Emma. Menuda cosa.

Cerré mis ojos, debatiendo si dejarla quedarse, hasta que sentí que agarro con sus pequeñas manos mi intimidad, ahí lo abrí de golpe.

No, no lo haría. No me equivocaría con Emma, apesar que tenga solo su amistad y nada más de ella.

Tampoco es que nos fuéramos hacer algo más que amigos.

Lentamente, le quite la mano.

–Leyla, vete. Esto fue un error, perdona. Aquí acabo está cosa de sexo que teniamos– me lleve la mano a mi cabeza dando la vuelta y me coloque unos pantalones, menos mal que cargaba boxer cuando ella lo agarro, ni siquiera se levantó.

Vaya sorpresa.

Y Enserio que lo es.

Oí un sollozó, ah sí, se me olvidaba. Seré un desgraciado, soy un desgraciado. Puede que yo allá sido su enamoramiento de niñez, que ahora estaba tendiendo fruto pero en la parte de hacer algo más entretenido a qué una relación formal, eso no se me daba, no voy a volver intentar eso en mi puta vida.

When we look at the stars [Actualizando Y Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora