Al pie del mar [Drabble]

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Lan Shang debía adaptarse a la idea de que Ka Suo nunca la amaría como ella esperaba. El príncipe primogénito ya había escogido a Li Luo como su pareja a la vista de todos, y a ella no le quedaba más que aceptarlo.

Sin embargo, en lugar de producirle una sensación de amargura, este hecho no perturbó demasiado a la princesa sirena, para su propia sorpresa. Últimamente, cada vez que sus ojos se encontraban con los del joven príncipe Ying Kong Shi, Lan Shang notaba que su rostro se acaloraba por el rubor. Más de una vez, se había sorprendido pensando en él. Ese joven no era como cuando lo había conocido: un niño pequeño e inocente. Había crecido con una rapidez pasmosa, y se había convertido en uno de los hombres más guapos que recordase haber visto en su vida. Y, aunque parecía ser indiferente a todos a excepción de Ka Suo, siempre se mostraba amable con ella, lo que la llenaba de regocijo.

Esa mañana, había encontrado otra razón para sentir alegría, pues había visto una breve nota sobre su cómoda, la cual decía:

“Te espero al pie del mar.
               
           Ying Kong Shi”.

Ese era el motivo por el cual estaba ahora contemplando las olas juguetonas, con la húmeda brisa marina acariciando su lindo rostro. Una presencia a sus espaldas puso una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Se llevó una mano al pecho y volteó a verlo, conteniendo la emoción.

—¡Ying Kong Shi! —exclamó con alborozo.

—Hola, Lan Shang —saludó el jovencito.

—¿Para qué querías verme?

Tal y como la princesa sirena pensaba, al príncipe de hielo más joven ella no le era del todo indiferente.

—Solo quería pedirte una cosa —Un leve rubor se apoderó de las mejillas de Shi, y Lan Shang casi tembló de emoción—. ¿Te gustaría bailar conmigo?

—¿Solo eso? —La sonrisa de la princesa sirena se esfumó y la decepción fue visible en su rostro.

Con aire travieso y sin previo aviso, Shi la tomó en brazos y la hizo girar en redondo, arrancándole un chillido pueril a la sirena. El viento se llevó las risas juguetonas de ambos, mientras un aroma salado los envolvía. En medio de las volteretas de baile, los fríos labios de Ying Kong Shi robaron la calidez de los de Lan Shang, en un tierno beso con sabor a mar y a flores de cerezo.

 

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