CAPITULO 20: NADA QUE HACER (FINAL)

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THALIA: Manias

Al salir de su boca la palabra TE AMO cayó en mis brazos. No podía ser posible, no cuando las cosas iban tan bien, me di cuenta que yo nunca estaría listo para cuando llegara ese momento. Observaba su rostro sonriente pero esa sonrisa desaparecía poco a poco de él, ya no estaba respirando, mi niña ya se había marchado.

Inútilmente intente revivirla, había aprendido primeros auxilios en los últimos meses. Le daba respiración boca a boca y presionaba su pecho, tenía la esperanza de que fuera a despertar. Tenia que hacerlo, no podía dejarme solo. Ella era todo para mí pero ya no la tendría más conmigo, no volvería a abrazarla nunca, así que solo la apreté contra mí pecho, no podía dejar de llorar al ver que tenía en mis brazos mi vida entera pero ella ya no respiraba.

Alonso: Te amo mucho, eso nunca va a cambiar. Gracias por todo este tiempo, me hiciste tan feliz, sé que me escuchas, de alguna manera lo haces estoy seguro. Aun así sigues siendo la más hermosa. Por favor, llévame contigo, sigamos disfrutando de todo esto juntos. No quiero estar sin ti, eres mi bonita.

Le di un último beso en la frente y en los labios, me había salido de control empecé a gritar como loco que la amaba y que no quería estar sin ella, besaba su rostro el cual ya estaba frio. Layla le lamia los pies y hacia esos extraños sonidos que hacen los perros cuando están tristes, con su pequeña nariz hacia un movimiento como queriéndola levantar hasta que se echo a mis pies y dejo de hacerlo, yo no podía dejar de llorar. De repente alguien empezó a tocar la puerta.

- ¿Todo está bien haya dentro?

Necesitaba ayuda así que abrí la puerta dejando a Ros en el sillón.

- ¿Qué ocurre? escuche gritos muy desesperantes.

Alonso: Esta muerta. –llorando-

- ¿Quién? ¿De qué hablas?

Alonso: Mi bonita, mi bonita murió.

- A ver, tranquilízate ¿Dónde está ella?

Alonso: En el sillón.

La vecina entro a la casa tomo su muñeca y agacho la mirada.

- Lo siento mucho. Sé que es difícil, tenemos que llamar a alguien para que se lleve el cuerpo.

Alonso: No, yo la quiero conmigo.

- Entiende, eso no es posible. Ella ya está mejor, sé que es injusto y no los conozco pero estoy segura de que no habría querido verte así. Sé que duele, pero tienes que ser fuerte. Vamos a mi casa mientras marco y llegan por ella. Te daré algo para que te tranquilices.

Alonso: No voy a dejarla sola. En cualquier momento va a despertar y tiene que verme aquí con ella. Sé que abrirá los ojos y me sonreirá tan bonita como siempre. Ella es lo único bueno que tengo en la vida

No podía controlarme, no dejaba de llorar porque no creía que estuviera pasando. Sentía un gran vacío dentro de mí, estaba asustado. Llegaron paramédicos al departamento y bajaron a Ros.

- Llame a especialistas, te veo tan convencido de que está viva que veremos si pueden hacer algo.

Lamentablemente no pudieron hacer nada. Me dijeron que tenía que ir a no sé dónde a hacer unos trámites, me dieron la dirección del lugar y yo tenía que avisarle a su mamá así que le marque. No sabía cómo darle la noticia de que su hija ya había muerto, decidí colgar e ir a yo mismo a su casa.

Prof: Alonso, ¿Qué haces aquí tan tarde? Creí que tú y Ros se quedarían juntos hoy. ¿Estuviste llorando? tus ojos se ven muy hinchados.

Se me quedo viendo y volví a perder el control. No le dije nada, de mi boca no salían palabras solo sollozos.

Mi mejor casualidad (Alonso Villalpando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora