Mi mejor casualidad (Alonso Villalpando)

CAPITULO 6. TODO A LA PERFECCIÓN.

Ros: Mamá, ¿recuerdas a Alonso?

Prof: Si, el chico del grupo. ¿Por qué?

Ros: Me invito a una fiesta mañana y no le dije que sí ni que no porque sé que antes que nada tengo que pedirte permiso a ti.

Si, esos eran mis métodos de convencimiento, portarme como la niña buena de casa y así mi mamá siempre acepta rápido, excepto en esa ocasión.

Prof: NO, por supuesto que no. No lo conoces ni lo conozco.

Ros: Claro que sí. Se llama Alonso Villalpando, está en un grupo nuevo, CD9, tiene 4 amigos con los que hace le grupo y toma clases de canto contigo.

Prof: Ya dije que no.

Ros: Últimamente no salgo a ningún lado, siempre quieres que este pegada a ti. Solo déjame salir un ratito mañana.

Prof: No Ros, últimamente también te has sentido mal que tal si te sientes mal ahí ¿Qué vas a hacer?

Ros: No me va a pasar nada. Ya sé, si me dejas ir a esa fiesta yo voy al doctor cuando tú me lo pidas.

A veces hay que hace sacrificios, aunque la idea de ir al doctor no me agradaba yo quería conocer mejor a Alonso y aprovecharía esa fiesta para hacerlo. Ella lo estaba pensando y estaba a punto de decir que sí.

Prof: Esta bien. Pero yo te voy a dejar y luego te voy a recoger.

Ros: Ok, eres la mejor.

Corrí a mi cuarto a ponerme en contacto con Alonso.

-Hola Alonso, soy Ros. Es muy difícil convencer a mi mamá de algo cuando te da por respuesta un no.

Pero soy tan buena haciendo ojitos y negociando que termino accediendo. ¿Dónde queda su casa?

-Perfecto. Por un momento me asustaste, creí que ya no irías):

¿Qué te parece si mejor yo paso por ti?

- Mi mamá quiere llevarme y traerme esa fue su única condición $:

-Dile que no se preocupe, yo te llevo y de regreso estarás en tu casa a la hora que ella me diga.

-Deja ver qué puedo hacer.

Ros: Mami hermosa.

Prof: ¿Ahora qué quieres?

Ros: Dice Alonso que no te preocupes, que él viene por mi y él me trae a la casa a la hora que tu le digas.

Prof: No, ya acepte que vayas ahora respeta mis condiciones.

Tenía que idear algo rápido, así que solo dije lo que se me iba ocurriendo, las palabras salían solas.

Ros: Es que dice que la dirección está muy complicada y que tal si nos perdemos. Me dijo que casi nadie da con el lugar la primera vez que va.

Prof: ¿Pues hasta donde es? No ¿Sabes qué? Ahora no vas a ningún lado. Si da tantos peros debe ser un lugar muy lejos y así no vas.

Ros: No, no es que este lejos, lo que pasa es que dice que su casa está poco escondida y pues por eso. Ándale ya habías dicho que si, él está diciendo que a la hora que tu digas ya me tienes aquí en la casa.

Prof: Tú ganas, pero mañana yo hablo con él.

-Alonso, soy yo otra vez. Mi mamá ya me dijo que está bien que pases tú.

-Pues entonces si eres buena convenciendo gente.

-Lo necesario para que mi mamá me de permisos.

-Ok Ros, mañana paso por ti a las 8 y nos ayudas a terminar de arreglar las cosas ¿Vale? Yo digo que la vayas convenciendo para que nos deje llegar a las 3 de la mañana y disfrutar de la fiesta. Empieza a las 10.

-Jajaja, eso lo veo casi imposible pero de nuevo, veré que puedo hacer.

-Vale, descansa. Ya quiero que sea mañana.

Estaba algo emocionada y al leer ese "YA QUIERO QUE SEA MAÑANA" me hizo pensar que el chico de la sonrisa bonita también lo estaba, no precisamente por mí pero seguro era porque sería una buena fiesta. Era la una de la mañana y me fui a dormir, el siguiente día fue normal me desperté casi a las doce de la tarde me pare a desayunar, me bañe, mi rutina de todos los días pero un poco más tarde. Poco después de las dos de la tarde recibí un mensaje.

-Buenos días bonita, espero hayas descansado. Te molesto para que me pases la dirección de tu casa para pasarte a recoger al rato.

¿Era enserio? ¿Las dos de la tarde casi las tres y él decía "BUENOS DÍAS"? ya me había platicado que siempre se despertaba muy tarde en vacaciones, que le costaba trabajo levantarse pero no creí que tanto y tan tarde, me caía bien. Conteste el mensaje con un GRACIAS, IGUAL y con la dirección de mi casa. El resto de la tarde vi TV, comí, después me empecé a arreglar para salir. Alonso llego incluso antes de las 8, se me hizo raro porque también me había contado que él nunca era puntual en nada, Corrí a abrir la puerta.

Alonso: Hola. ¿Qué bien te ves?

Ros: Hola, muchas gracias.

Prof: Villalpando, creí que vendrías hasta las 8.

Alonso: Si pero justo pasaba por aquí y decidí que mejor ya venía por ella.

Prof: Ah, Cuéntame donde está la famosa casa ¿Por qué yo no podía ir a dejarla?

Había olvidado comentarle a Alonso la pequeña mentira que le había dicho a mi mamá, pero no lo creía necesario.

Alonso: Pues nada, solo me pareció correcto que si yo la había invitado yo tenía que pasar por ella.

Prof: Ah, porque aquí cierta persona me dijo que la casa estaba muy escondida y nos podíamos perder.

Me volteo a ver extrañado y solo torcí la boca y asentí para que le siguiera el cuento.

Alonso: Si... si claro también por eso. Seguro no iban a llegar y no queremos tragedias. Mejor nos vamos a lo seguro.

Prod: ¿Y a qué hora creen que sea justo estar de regreso?

Alonso: A las....

Ros: A las tres.

Prof: ¿Esas loca? A las doce de la noche.

Ross: Dos y media. ¿Recuerdas el trato que teníamos? Bueno viene incluido llegar a casa a esa hora.

Prof: A las dos, ni un minuto después.

Alonso: A las dos la tiene en casa señora, gracias.

Alonso me tomo de la mano y me jalo haciendo que saliéramos casi corriendo.

Ros: Espera se me olvido mi bolsa.

Alonso: No la necesitas vámonos antes de que tu mamá diga o pregunte algo más.

No pude evitar reír, asustado y nervioso se veía tan tierno pero chistoso a la vez.

Alonso: No te rías, tu mamá asusta un poco pero me doy cuenta que manejas las cosas bien. Y sabes la casa de Jos después de todo está a menos de media hora. Ahí está Alan y William esperando en el auto.

Ros: Vamos, mi mamá no es tan mala. -riendo-

Íbamos platicando en el camino los cuatro y cuando llegamos quede impresionada, la casa de Jos era en verdad bonita. En cuanto entramos y bajamos del auto note que de repente un perro enorme corría hacia mí...