Nash.

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¿Un arcoíris? Y una mierda.

-¿Qué acaba de pasar?- comenta Cameron mientras miramos cómo se van esas dos.

-¿Por qué tenías que decirlo así?- le sigue Duncan.

-A sido Kaira- Marcus repite mi tono, poniendo la voz más grave.

-Ya sabes que das miedo cuando hablas así- me regaña Franklin.

-Si mamá, lo siento- ruedo los ojos.

-¿A que viene tan mal humor?- pregunta Duncan.

-¿Es que soy el único al que le parece raro como ha reaccionado?- le interrumpe Marcus.

-¿Por qué?- le mira Frank -Es inocente ya está- habla mirando su móvil.

-¿Te crees esa mierda?- le miro escéptico.

-Nadie es tan inocente- se une Cam.

-Es casi un mito- se ríe Duncan.

-Como lo de llegar virgen a la universidad, eso no pasa- Marcus se cuelga de los hombros de Frank y Cam.

-No podéis decir eso- nos mira con el ceño fruncido -Nuestra generación tiene de todo ¿por qué no inocentes?-

-Ahora que lo pienso- le corta Duncan y me mira.

-¿Tú no comes hoy con tu familia?- Cam se me cuelga del cuello con una estúpida sonrisa.

De un manotazo le aparto y gruño.

-Vamos princesa su castillo la espera- Marcus se adelanta y levantando la voz me abre la puerta.

-¿Puedo partirle la cara?- miro serio a Frank.

-Por más que me gustaría verlo, no, no hoy- niega con una sonrisa.

-Que pena, justo hoy que tengo patatas fritas- se queja Duncan.

-¿Me das?- le mira Cam cuando terminamos de acercarnos.

-No- me paro cuando todos empiezan a subirse -Voy andando así tardo más- miro el camino a mi casa.

-Está bien- al pasar Duncan me acaricia la cara y le doy un manotazo antes de que se eche a reír.

-Pero... Bueno como quieras, pero come bien ya sabes cómo te pones cuando no comes- Fran levanta la voz y se pone de conductor.

-Eso, que luego te pones gruñon- Marcus hace morimos antes de cerrar la puerta.

-¿Más aún?- broma Cam, él y Duncan se ríe, les fulmino con la mirada y se callan de golpe.

-Adiós- me giro y empiezo a caminar.

-Oh mi diosa, oh mi hermosa flor- mierda, Marcus empieza a levantar la voz cuando pasa despacio por mi lado asomando la cabeza por la ventanilla.

-Para- hablo entre dientes, todos nos están mirando.

-Te ves tan sexi con esa sudadera del año de la pera- le miro con el ceño fruncido y enfadado, se asusta y hace que el coche se aleje -¡Seré dulce contigo lo prometo!- grita.

Me arto y cojo una piedra de barro del césped.

-¡Acelera, acelera!- oigo como grita desesperado.

Soy más rápido, con fuerza apunto y disparo como si fuera una pelota de béisbol. Le doy con tanta fuerza que le rompo uno de los cristales de los retrovisores.

-¡Vuelve aquí!- grito pero se van -¡Qué!- miro a los de mi alrededor y todos dejan de mirarme.

Abro la puerta y me guardo las llaves.

Soles de primavera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora