CAPITULO 11

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Draco Malfoy se encontraba de camino a la biblioteca, solo quedaban cinco minutos hasta su castigo con Granger. Cuando llego, notó que la castaña no estaba a si que decidió ir a sentarse en la mesa más aleja de todas donde nadie pudiera verles.

Estuvo esperando diez minutos, Draco ya empezaba a creer que Hermione se había asustado por lo que pasó en clase y que no iba a asistir a su castigo y le tocaría hacer su parte él solo. Cuando estaba apunto de levantarse una castaña con el pelo enmarañado apareció corriendo buscando buscando al rubio con la mirada hasta que le encontró.

-Lo siento, tuve que ayudar a Neville a hacer una cosa y se ha alargado un poco.

-Como siempre la santurrona de Granger ayudando a todos los demás.- Hermione se sentó con un aire cansado en la mesa enfrente de Draco.

- Malfoy, yo ayudo a mis amigos no como tú que lo único que haces es mandarlos para que hagan lo que tú quieras.

-Granger, no me apetece discutir la verdad además, ¿no teníamos una tregua?.

-Yo no empecé atacando, fuiste tú echándome en cara que ayudo a la gente.

-Vale vale. Vamos a buscar los libros necesarios para seguir haciendo el trabajo.- Mientras estaban cogiendo los libros, tanto Hermione como Draco se interesaron en el mismo libro: "Pociones avanzadas y sus secretos". Ambos se lanzaron a coger ese libro, haciendo que sus manos se rozaran, Hermione automáticamente fue a retirar su mano, pero el rubio la agarró antes de que pudiera quitarla.

-Creo que teníamos una cosa pendiente antes de que esa estúpida niña nos interrumpiera.

-Draco no está bien que insultes a una niña tan pequeña.- Los dos se empezaron a reír por el comentario de la castaña.

Él chico la giró con su mano dejando a la castaña pegada a su cuerpo, sus cuerpos se volvieron a tensar al sentir tan cerca sus cuerpos. Hermione decidió dejar de pensar y dejarse llevar por lo que le estaba pidiendo su cuerpo y su corazón en ese momento. Draco acercó del todo a Hermione cogiéndola por la espalda y dejando que su mano se deslizara hasta la cadera de la castaña. La chica enredó sus brazos al rededor del cuello del Slytherin, poniéndose un poco de puntillas hasta llegar a la altura de la boca del chico.

La atracción que había entre los dos era muy intensa y Draco no pudo aguantarla más. Cogió con una mano la mejilla de la castaña fundiendo sus labios con los de la chica. El beso era tímido pero poco a poco ese beso se fue intensificando, los chicos se estaban dejando llevar dejando a un lado quien era cada uno, a que casa pertenecían o de donde venían.

Ese fue a más, el rubio pidió permiso para introducir su lengua en la boca de la castaña lo que la castaña aceptó sin ningún problema. No era un beso como los que Draco estaba acostumbrado a dar, no era un beso guiado únicamente por el atractivo y el deseo sexual, si no que era un beso que no quería que terminara, no quería separarse de la chica, después de ese beso Draco sabía que no quería volver a alejarse de ella, aunque no sabia que era lo que sentía.

No sabían cuanto tiempo estuvieron en esa situación, pero cuando pararon parecía que llevaran solo unos pocos minutos. Los dos se quedaron mirándose sin saber que decir ninguno quería estropear ese momento. 

Los dos chicos se separaron para tomar aire, ambos se miraron a los ojos y sintieron una conexión que no podían describir con palabras.

-Granger, de esto no se puede enterar nadie, sería malo para los dos que alguien supiera de esto.

-Tranquilo Malfoy a mi tampoco me interesa que se sepa esto, además Harry y Ron me matarían por estar saliendo con el enemigo.

-Bueno ya no soy exactamente el enemigo.- El chico hablaba con un tono seductor mientras se acercaba a la castaña, hasta volver a quedar a poca distancia de ella.

Sentimientos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora