Ándres

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El astro rey salia dando el inició a un nuevo día, Mitzuki miraba el techo feliz por primera vez en años había tenido aunque sea un sueño decente y hermoso; con la yema de los dedos toco sus labios recordando lo que paso en esa noche.

- No podre ver a Byakuya a la cara - pensó apenada, el noble como quien dice le había dado su primer beso. Los labios de él eran fríos pero suaves, por un momento sintio tocar las nubes. En definitiva amaba el chocolate pero los labios del pelinegro se había ganado el puesto número uno; el beso fue tan glorioso que no podria describir con palabras lo que sintió ante eso, pero ella era tan inexperta en el tema del amor y del contacto físico que ni siquiera recuerda cuando fue la última vez que recibió un abrazo.
¿Así de hermoso se sentía ser amada? Porque si era así pues que bonito era el amor.
Una fuerte punzada en el vientre la hizo gemir de dolor, bufo molesta suponiendo ya lo que era.

Andrés.

Luna miraba desde un lugar seguro como la sangre pura agarraba una toalla sanitaria y caminaba a grandes sancadas al baño, sabia que cuando le llegaba el período, las hormonas se descontrolaban y sumándole a los cólicos... No seria nada bonito hacerla enojar.

Salió satisfecha con su típica ropa de siempre un pantalón holgado negro y una blusa gris que apenas se asentuaba a su busto; no era como las demás chicas a ella no le gustaba estar enseñando su figura. Maldecía su uniforme por usar falda esa cosa era muy incomoda y la camiseta lo era a un más.

- Lo bueno que es martes - dijo mirando el amanecer, el dolor era soportable pero sabía que al mediodía no iba a aguantar.
La mañana paso para desgracia de ella, muy incómoda. En el desayuno no pudo evitar sonrojarse a mas no poder, no había podido ver a los ojos al noble, que el señor del taco bendiciera a Rukia por hablar con ella quitando la incomodidad de la mesa. Entre tartamudeos y sonrojos le pidió al Kuchiki mayor que la dejara salir con la pelinegra; él no se opuso, según le había dicho el capitán comandante Mitzuki era libre de hacer lo que quisiera.

- ¿Mucho chocolate no hace daño? - Pregunto la pelinegra viendo incredula como la chica de pelos plateados tomaba una barra de chocolate Hershey's y lo embarraba con chocolate derretido kisses.

- De hecho el chocolate reduce un tercio las posibilidades de adquirir enfermedades cardiacas - Respondió mientras comía lentamente aquella exquisita sustancia.

- Pero su consumo excesivo puede provocarlas - hablo la chachorra en el hombro de la albina.

- No soy humana así que puedo comer todo lo que yo quiera - Dijo sonriendo - además el chocolate es un de los pocos placeres de la vida, hay que aprovechar.

- pensé que te gustaba mas los taquitos mexicanos.

- Luna, no confundas a mi amante por mi amor a los chocolates - le regaño mientras le daba un leve golpe en la cabeza.

- ¿Tacos?

-...

- ¡¿No has provado los tacos?! - pregunto Mitzuki horrorizada mientras hacia unos extraños movimientos con la mano - Santo señor del taco, perdona a esta pobre shinigami que no ha probado lo mejor que pueden darte en esta vida.

- Cuando la conocí parecía ser normal - Pensó la Kuchiki, viendo a la sangre pura con una gota en la cabeza.

- etto.. Mitzuki-san - La Tukusama paro sus rezos y miro paciente a la pelinegra esperando la pregunta - ¿Qué es usted de nii-sama? - Sus ojos zafiros se abrieron de mas, sorprendida, la pregunta le había pillado desprevenida. Si, se habian besado... Pero ella salio corriendo después del beso, ¿Cómo contestarle si ni siquiera sabia que era ella para él?

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora