¿Esto es una casa?

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¿Dónde rayos estaba?, su cuerpo le dolía tanto como si una ballena junto a su bebé le hubieran pasado por encima y de regreso, imágenes de lo sucedido anteriormente le llegaron de golpe, el cómo fue envenenada, el enfrentamiento con los ghouls, su primer encuentro con menos grande y ver los penetrantes ojos grises de.. Byakuya.

Se levantó de golpe, reconociendo su cuarto estaba vendada del cuello hasta el estómago; tenía su piyama de digimon puesta y... ¿Por qué las uñas de sus pies estaban de color verde manzana?

No sabía porque pero le empezaba a gustar ese color.

- ¡Mitsuki-chan! - La puerta de su habitación se abrió dejando ver a una peli-naranja de ojos grises.

- ¿Orihime-san? - Se extrañó al verla en su casa y la miro con algo de desconfianza.

- Luna-san nos trajo aquí, hice todo para curarte pero no pude hacer mucho ¿te encuentras bien? - Dijo Inoue con un deje de tristeza, la Tukusama suavizo su mirada.

- Gracias Orihime-san, ya me encuentro mejor - Hablo sonriendo tiernamente.

- Me alegra escuchar eso - Aquella voz hizo que se sobresaltara un poco - en verdad nos distes un susto, Mitsuki-san.

- ¡Rukia! - Fueron cuestión de segundos para que la sangre pura abrazara con alegría a la Kuchiki menor - Te extrañe mucho.

- Yo también, pero bueno, Luna dijo que el veneno aún seguía en tu organismo así que... - Solo basto con que la albina mirara la pequeña jeringa para que se pusiera en una esquina.

- Tiene una cosita afilada, tiene una cosita afilada - pensó alarmada, lamentándose porque le temblaban las piernas.

- ¿Mitsuki-san? - La peli-naranja se angustio por su reacción.

- ¿No hay una aguja más chiquita? - Pregunto nerviosa la sangre pura.

- No, pero esto es por tu bien - Rukia intento acercarse, pero la Tukusama horrorizada salió corriendo de ahí.

- Te lo dije, ella les tiene pavor - Hablo con pesar la pequeña lobita que estaba sentada en la cama.

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- ¿Seguros que esto no es un palacio? - Ichigo aún estaba algo aturdido, cuando la pequeña loba hablo de una casa en el bosque se imaginó una pequeña cabaña humilde como la chica pero ni en sus más locas ideas pensó en semejante mansión o más bien palacio, aquella "casa" tenía todo perfectamente limpio, con muebles bellos y elegantes con una mega televisión. Apenas estaba en la sala de invitados y la habitación era diez veces más grande que su cuarto.

- La verdad yo también me estoy preguntando lo mismo - Hablo Chad con su misma postura de siempre.

- Sin duda, un bello lugar - El Quincy estaba igual o más sorprendido que el peli-naranja

El líder de la familia Kuchiki estaba absorto pensando en la Tukusama, mientras el teniente del sexto escuadrón aprovechaba caminando silenciosamente hacia la salida.

- Renji, ¿A dónde vas? - La fría y tenebrosa voz de su capitán hizo que se le erizaran los vellos de la piel.

- Kuchiki-taicho - Sintió como su corazón se paró y las piernas se le hicieron gelatina al percibir la aterradora mirada del Kuchiki.

- Tú y yo tenemos una charla pendiente - En definitiva Byakuya estaba enojado y el pobre del pelirrojo no hallaba ni donde esconderse. Nunca antes le había tenido miedo a una simple charla que no era para nada simple, conocía claramente que esa "charla" era más una cita de baño de "su" sangre.

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora