Kaneki Ken

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Aclaro: Aquí Kaneki no se fue de Anteiku, se queda allí porque no me gusto la segunda temporada >.<

Este era uno de los muy escasos momentos en los que se arrepentía tener la mansión grande, como de costumbre la albina limpiaba cada semana su casa; barriendo, trapeando, ordenando y sacudiendo las cien habitaciones que habían, en cuatro horas.

                     

-          Las desventajas de vivir sola – pensó mientras se tiraba al sofá intentando ponerse cómoda con el uniforme de la escuela, sus ojos detonaban cansancio por la falta sueño, se había levantado a las tres de la mañana por lo mismo. Al parecer en ausencia del Kuchiki ella volvía a padecer esas horribles pesadillas que no eran más que recuerdos de su pasado que a pesar del tiempo aun la seguían atormentando.

-          Ya faltan cinco para las ocho – hablo tranquilamente Luna en su cómodo cojín.

-          … - llegar a la escuela le tomaba media hora, cinco minutos para llegar y ella vivía afuera de la ciudad, maldita distancia.

-          ¡Voy tarde! – grito dando un pequeño salto, se quitó el delantal tomando su mochila y salió corriendo. La loba cerró la puerta y la siguió con un incómodo presentimiento de que se le olvidaba algo.        

La Tukusama había tenido que usar el shunpo para poder llegar a la ciudad y así empezó a correr de forma rápida, sabía que podía correr a un más rápido pero eso levantaría sospechas así que siguió con su carrera sin fijarse las calles. Una pelota provoco que se tropezara y callera en medio de la calle, se levantó algo aturdida, escucho como un motor aceleraba alzo la vista para ver como un coche se dirigía hacia ella quiso moverse pero ya estaba muy cerca y el esquivarlo podría levantar sospechas, cerro sus ojos y ablando su cuerpo lista para el impacto pero este nunca llego… todo lo contrario sintió como alguien la tomaba de la cintura y algo cayo arriba de ella.

-          Oe ¿estás bien? – Era una voz masculina y con cierto toque amigable, abrió sus ojos zafiros para ver a su salvador. Un chico de unos dieciocho años de pelo blanco y ojos oscuros, sin querer una imagen llego a su mente dejando ver al mismo chico pero esta vez con el ojo izquierdo era el de un ghoul, él era un hibrido.

-          Si, ¿Y tú? – Pregunto algo ida, el movió su cabeza en señal de afirmación. No había querido hacerlo pero sin querer vio una parte de su vida en la que se sintió identificada, el al igual que ella había sido torturado; La diferencia en esto: que ella había sido torturada varias veces en su infancia y la de él fue reciente. El extraño se levantó y le ofreció su mano ella acepto el gesto agradecida -  Si no es mucha molestia, ¿Podría saber el nombre de mi salvador? – Pregunto sonriendo con educación.

-          Kaneki Ken, un placer señorita…

-          Mitsuki, Tukusama Mitsuki – Dijo dulcemente dando una leve reverencia – muchas gracias por salvarme y… - Algo la estaba mordiendo el zapato agacho su vista para ver como la pequeña lobita le hacía señas y entonces lo recordó – me tengo que ir, se me hace tarde.  

Tomo su mochila para despedirse y seguir con su carrera esta vez teniendo cuidado de no tropezar con nada, le tomo por lo menos ocho minutos en poder llegar al salón abrió la puerta encontrándose con una sonriente maestra.

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora