Lágrimas de Sangre

Regalo

Ya no sabía qué hacer, los días en la Sociedad de Almas habían pasado volando y para su desgracia hoy era domingo. Saber que hoy era su último día aquí le irritaba y mucho. Aunque le sorprendía en cómo tan poco tiempo había hecho tantos amigos; La mayoría para desgracia del noble, eran chicos.

Si empezaba a recordar como fue el orden que los conoció estaría en primer lugar Byakuya, siguiendo de la Kuchiki menor, Yachiru, Yumichika "el narcisista sin remedio", Ikkaku, Hisagi, Matsumoto, Toshiro, Hinamori, Komamura, Isane, Soi Fong, Nanao. Wow, se le habían acabado los dedos y... Esperen ¿Era ella o la cama la invitaba a pasar más tiempo en ella? Porque si era así se quedaba todo el tiempo que quisiera; se estaba acomodando para volver a darse una pequeña y dulce siesta que la levantaría a las tres de la tarde.

- ¡Hora de levantarse que ya es tarde! - pero bien, a veces las cosas no salen según lo planeado. Como agradecía que Andrés se haya desterrado hace tres días porque no hubiera estado de humor y probablemente le fuera peor que en feria a aquella diabólica persona que había osado interrumpir su hermoso sueño con el apuesto pelinegro de penetrantes ojos grises.

- Es muy temprano - se quejó mientras le daba la espalda.

- ¿Temprano? - Hay no - ¡Son las diez de la mañana! - como por arte de magia me levante y la mire incrédula.

- ¿Y? Es domingo, es pecado levantarte a estas horas de la madrugada en ¡domingo! ¡Rukia! - lo último lo había gritado tan fuerte que medio sereite lo escucho.

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Y justo cuando empezaba a concentrarse en el papeleo, suspiro cansado, recordando la vez que el hizo lo mismo y aunque lo trato un poco mejor el resultado fue el mismo.

- La mañana era muy tranquila - Dijo con pesar. En verdad quería que el tiempo pasara más lento y así pasar más tiempo con la Tukusama pero a veces las cosas no salían como uno lo planeaba y le enviaron más papeleo de lo normal.

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Las cosas parecían mejorar en la Sociedad de Almas, con la presencia de la última sangre pura, los ataques de ghouls habían ido disminuyendo, gracias a los experimentos del capitán del doceavo escuadrón no había ningún herido.

Desde la pelea de la albina y el capitán del undécimo escuadrón, el capitán comandante Yamamoto había empezado a pensar que Mitsuki podría ser una muy buena shinigami o incluso tal vez capitana, eso solo se vería con el paso del tiempo.

La relación de Byakuya y Mitsuki iba a más allá de una simple amistad, según los rumores, el noble y la sangre pura tenían una relación secreta. Por más que la pareja lo negara entre los sonrojos de la albina y las miradas desviadas del pelinegro daban por oficial eso o por lo menos sabían que esos dos no tardarían en estar juntos; Durante el transcurso de la semana se les había podido ver varias veces caminando juntos por los caminos de sakura en la mansión Kuchiki, la forma de ser de la albina cambiaba radicalmente ante la presencia de él, parecía más feliz y sus ojos cobraban un brillo especial. Mientras que el moreno le dedicaba más tiempo que a su trabajo, prestándole más atención que a los demás. Sin duda el amor estaba en el aire y a este par no parecía desagradarle en lo absoluto.