Estando Contigo

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Parece que va a llover el cielo se esta nublando, parece que va llover... no ya enserio va a llover 

¡regreso de los muertooos! booo

Si lo se me desaparecí por más de un mes, pero si les contara las infinidades de cosas que me pasaron no me la acabo (entre ellas: falta de inspiración, corte de internet, sin computadora ni celular... ¡mi celular! T-T)

Pero en fiiiin.

Espero que este capítulo les sea de su agrado (me pase toda la noche sin dormir).

Que empiece la lectura, wiiiiiiii


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Aquel día era perfecto. No era un día nublado, ni tan poco lluvioso, entonces ¿qué era lo que lo hacía ser perfecto? Tan simple y fácil era la respuesta que se hallaba en frente de ella. Siendo el portador que frecuentemente tenía el entrecejo fruncido, de aquellos frívolos ojos grises, gesto severo y mirada fría; Ese shinigami que era digno de ser un aristócrata le había robado tan fácilmente el corazón y no sabía si era legal sentir esos sentimientos por él, pero si acaso era ilegal se declaraba culpable, no le importaba que la mantuvieran presa por amarlo de una forma tan profunda, no podía pararlo, ese amor crecía más y más.


-¿pasa algo? –ya no había necesidad de preguntar si estaba bien o no, porque él se sabía cada expresión que la sangre pura mostraba. Le había hecho sonrojar y le fascinaba los efectos que podía causar en ella.


-bueno...  – él peli-negro se había acercado a ella y con delicadeza acaricio la mejilla de la albina.


-perdón por arruinar su momento, pero hoy me parece un excelente día para que Mitsuki-san le enseñe el bosque, Kuchiki-taicho – Interrumpió Luna desde la puerta de la sala 3.


-me parece una muy buena idea – le sonrío al Kuchiki y lo miro a los ojos por unos cuantos segundos.


-está bien.


-supongo que me iré a cambiar –vaya,  por eso era que la Kuchiki menor le había obligado a preparar un canasto lleno de comida para salir. Ambos fueron a sus respectivos cuartos a cambiarse.


-are ¿Rukia? ¿Qué haces aquí? – pregunto sorprendida la Tukusama al ver a la peli-negra sentada  en su sofá.


-Luna me dijo que irías de día de campo con nii-sama, así que me tome la molestia de escoger tu ropa – bueno aquel conjunto de invierno tenía una capa azul, no sería apretado como esas ropas ajustadas que se ponían las chicas de su edad para resaltar su cuerpo, aun no sabía porque hacían eso, pero como agradecía que la Kuchiki supiera sus gustos el problema es que no sabía cómo demonios se abrochaba esos botones.

-momento, estas botas no son de piso – hablo alarmada la albina.


-Tienen tacón para verte más alta – no sabía porque, pero esas botitas de color café parecían más peligrosas que un ghoul fuera de control y... ¡acaso dijo tacones!

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora