01

954 122 37
                                    

Sus verdes ojos recorrieron el salón tan abarrotado de damas y caballeros celebrando el cumpleaños de Lord Lee. Él y su hermano estaban ahí por la larga amistad que los unía a la casa Lee, siendo que su padre, Park Baekho, mantuvo negocios con ellos toda su vida y una inquebrantable amistad los unía.

Lamentablemente Baekho murió el invierno pasado aquejado por una terrible enfermedad que le arrebató su vida. Ahora sólo quedaban dos Park para cuidar de la extensa propiedad vinícola ubicada en los límites de Burdeos. Jungkook, el mayor, y Jimin, el menor, eran los únicos descendientes del viejo Park, y a la vez su más gran orgullo aunque, por contraste, su preocupación, pues ambos eran muy jóvenes, el mayor tenía veinte y siete años, y bastante inexpertos lo eran ambos. Jungkook era el más maduro y quien se hacía cargo actualmente de todos los asuntos con respecto a Byunsville, mientras que Jimin era…Y ese era el problema quizás, Jimin era Jimin.

Demasiado original como para que la sociedad lo tomara como normal.

—Vaya concurrencia —comentó su hermano bebiendo de una copa de champagne—. Incluso el Conde Min está aquí.

Entonces los ojos de Jimin se dirigieron al hombre de porte alto, cabello negro brillante cuidadosamente peinado hacia atrás, de traje color café oscuro y camisa blanca. Era sin duda apuesto, con su mandíbula perfilada, la nariz con una leve curvatura pero que encajaba con sus facciones, y esos ojos oscuros, tan profundos y oscuros como un felino. El hombre era un adonis, sin duda.

El conde Min Yoongi, uno de los nobles más poderosos en Burdeos e incluso en Francia debido a su vasta producción de vino tinto y blanco. Su propiedad estaba a un par de kilómetros de Byunsville, y era obviamente mucho más grande, muchas hectáreas más grande.

—Escuché que dejó a Camille —comentó una mujer viendo fijamente a Min—. Fue terrible, ella estaba devastada.

—Min Yoongi es un hombre en toda la amplitud de la palabra, pero en ello no se involucran los sentimientos —comentó una joven de vestido carmesí.

Jimin escuchaba atento la conversación, imaginando todo lo que sobre Min Yoongi se hablaba, y es que a él también le gustaba, como a muchas mujeres. El atractivo del conde era, por decirlo menos, un pecado que Jimin quería probar con los labios. Pero eso era imposible. Siendo que Min Yoongi era un hombre tan recto jamás se involucraría con un hombre que gustaba vestirse como mujer. Esa noche, por ejemplo, Jimin llevaba un vestido celeste bajo, con tul y encaje en las delicadas mangas que dejaban descubiertos sus hombros y sus brazos debido a lo transparente del material. El corte era recto para cubrir su falta de busto, el era bastante plano en ese sentido, pero siempre se rehusó a rellenar aquello con telas, no, él era un hombre después de todo. En su delgado y blanquecino cuello lucía un precioso collar de gema redonda, una herencia de su difunta madre.

—Dicen por ahí que sólo las mujeres más bellas han logrado capturar su atención más de unos pocos días.

Mujer…

Jimin no lo era ni quería serlo, pero le gustaba cuan bonito lucía con un vestido, como la tela le acariciaba la piel con dulzura. Siendo más joven, antes de empezar a usar elegantes vestidos, las pocas personas que lo conocieron decían que su cuerpo era más femenino que masculino. Poseía hombros estrechos, el cuerpo lampiño y con poca musculatura, su cintura era delgada y curvilínea, su trasero era prominente, bastante atractivo, y sus manos y piernas eran muy delicadas, gruesas y definidas. No obstante, lo que más podía asemejarse a una mujer era su delicado rostro, sus ojos ligeramente rasgados, sus labios rosados, apetitosos y grandes, y su impecable tez, además de su cabello castaño oscuro.

Y aun así no era alguien lo suficientemente atractivo como para llamar la atención de Min. Pero, ¿qué esperaba? En el caso remoto de que sucediera, Min Yoongi no era conocido por compartir sus sentimientos con tanta libertad.

El Romance Trae Vestido (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora