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(Lewis Capaldi - Forever)
Me tomó por sorpresa, desearía haber estado sobrio
Aún así, aquí estamos, de vuelta en Hannover ‘99


Tan sumido en el miedo, tambaleándose en una fosa ardiente de miseria infinita que se lo tragaría día tras día, Jimin estaba por desmayarse ante la tormenta emocional que se arremolinó en su estómago. Sus oídos dolieron, casi los escuchó quejarse cuando la malvada Annette reveló la sórdida verdad del abandono de Yoongi. ¿O el grito era su corazón muriendo? Imposible saberlo, aunque así podía jurarlo. Su amado se casaría con una bella mujer que, por sobre todo, era una mujer, no un intento de ello, no una farsa.

“Mentiste, siempre mentiste”, replicó Jimin.

Salió de la casa en medio de una bruma deprimente y oscura, caminó torpemente sin saber bien su destino, moviendo sus pies por mera inercia a través del pasto crecido. Llegó a la laguna, aquel lugar que lo vio sucumbir a su pasión un sinnúmero de veces y aquel lugar que lo vería llorar su rareza una vez más. Cayó de rodillas junto al caudal. Miró su patético reflejo en las aguas y las lágrimas que sin saber derramó, le parecieron aún más lamentables.

“¿En esto me he convertido…?”, quiso saber. “¿En esto me has convertido?, ¿en el decadente fantasma de un hombre?”.


Como en los viejos tiempos
Bajo las luces de salida, tan bellas como siempre
Realmente deseo que me vista un poco mejor
No nos arrepentimos es lo que dijimos
No podemos volver de nuevo


Limpió con el dorso de su mano el grueso caudal que caía por sus majillas, fue un acto más de rabia que de lógica pues, aunque no quisiese, seguiría llorando como todas las noches desde la partida del hombre que creyó suyo, pero que pronto le pertenecería a alguien más.
“¿Alguna vez fuiste mío?”, le preguntó. “Yo fui tuyo, en cuerpo y alma, y aún lo soy sabiendo que contigo lo he perdido todo”.
Entre la hierba verde, los pasos de un ser humano se oían al aproximarse. Poco silenciosos y a prisas, y cuando
Jimin se dio vuelta, se encontró con la informante de malas noticias. Annette.

—Oh, Jimin, debes sentirte terrible —dijo ella cínicamente, una vez parada a su costado, disfrutando del lastimero reflejo del muchacho en el espejo—. Pero debías suponerlo, querido. No habrás creído que un hombre como el Conde se fijaría realmente en un jovencito cuyo pasatiempo es robar vestidos de la dama más cercana para mancillarlos con su cuerpo.


Cariño, nadie dijo que duraría para siempre
Eso no significa que no intentamos llegar allí
Nunca dije que moriríamos juntos
Eso no significa que fue una mentira, recuerda
Nadie dijo que duraría para siempre


—Puedo mancillar un vestido con mi cuerpo, pero no soy una vulgar ramera de quien todo Burdeos conoce su reputación —contestó con el mismo tono ácido que usó su adversario.

—¡Arrogante! Pero ya te veré yo sufrir cuando todo Burdeos sepa la clase de persona que eres. Yoongi mismo se encargará de decírselo a todos —advirtió.

“¿Lo harás?, ¿en verdad serás capaz de traicionar mi confianza puesta en ti una noche de pasión?”.

—Pues, entonces, seremos tú y yo quienes sufran la humillación porque, si no lo has notado, mi hermano no tiene la intención de casarse contigo. De hecho, tiene ya una reunión con tu padre para cancelar el matrimonio. Me pregunto qué dirá tu padre cuando sepa la clase de zorra que llama hija.

La mano erguida de Annette se preparó para abofetearlo, pero el sonido de una carroza al llegar la detuvo y una macabra sonrisa adornó sus rojos labios. Su vista se agudizó para identificar al visitante de la propiedad y al saberlo, le dijo a Jimin:

El Romance Trae Vestido (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora