Capítulo VI
Natasha alzó la mirada cuando sintió pasos acercándose. Se encontraba sentada en un estrecho camastro en la cabaña que los rebeldes mantenían en medio del bosque como escondite. Luego de que las rescataran en el tren, Steve y sus compañeros las habían llevado a aquel refugio y habían curado la herida de su frente y los raspones de las niñas. La mujer permaneció en silencio todo ese tiempo, culpándose por lo que había pasado. Se había confiado, había bajado la guardia y eso casi le cuesta la vida no sólo a ella, sino también a las pequeñas que, se supone, debería cuidar. Steve entró a la habitación y la miró con una media sonrisa que ella correspondió apenas, volviendo a bajar los ojos a las niñas que dormían acurrucadas contra ella.
Hacía sólo unos minutos que había logrado que durmieran, ya que aún estaban asustadas por lo que había pasado. Acarició el cabello de Hadassa y se inclinó para dejar un beso en su cabeza antes de moverse lentamente por la cama para no despertarlas. Salieron de la habitación en silencio y la pelirroja se sentó a la mesa de la pequeña cocina, donde el Steve le ofreció una taza de café de trigo.
─ ¿Cómo te sientes? ─ preguntó en voz baja, sentándose frente a ella, mirándola con preocupación.
─ He estado mejor, honestamente─ comentó sin ganas, bebiendo un pequeño sorbo de la taza de latón antes de dejarla nuevamente sobre la mesa, rodándola entre sus dedos sin ganas.
─ Alguien las delató. Uno de mis hombres escuchó a los oficiales alemanes hablar en el cuartel y corrió a avisarnos. Planean atacar el gueto y enviar a todos a los trenes─ Natasha alzó la mirada, asustada.
─ ¿Qué vamos a hacer? Hay que sacarlos... los niños...─ dijo atropelladamente, intentando ponerse de pie. Él la detuvo, sin embargo, sosteniéndola suavemente por la muñeca.
─ Intentaremos sacar a los que podamos. Pero, no creo que podamos hacer demasiado. Han enviado a una división panzer aquí... por ahora, Mariska va a llevarse a las niñas al campo y las esconderá ahí, hasta que sea seguro. También se llevará a mis hijos...─ su voz se quebró y Natasha se soltó de su delicado agarrado para acariciar su mano, sosteniéndola con cariño.
─ Ellos estarán bien, Steve, no te preocupes─ dijo, en un vano intento por tranquilizarlo.
─ Eso espero. Lo que me aterra es pensar que quizás no volveré a verlos... no quiero que crezcan sin mí─ respondió en voz baja, rota y ella no pudo más que compadecerlo.
─ Estarás bien, Steve. Eres duro como un clavo─ bromeó y el resopló una risa, negando con la cabeza.
─ Bébete eso. Iré a revisar el perímetro. Hay pan en la cocina, si tienes hambre. Evgeny trajo mermelada de ciruela, debe estar por ahí─ le dijo, levantándose y colgándose el rifle en el hombro antes de salir de la pequeña cabaña.
Natasha no quería separarse de las niñas. No después de lo que habían pasado. Pero, cuando Mariska llegó por ellas, intentó poner su mejor cara y no demostrarles lo mucho que le dolía alejarse de ellas. Las abrazó largamente, una a una, dejó un beso sobre su cabeza y las bendijo, entregándola a la más joven de los rebeldes. La chica la saludó con su simpática sonrisa y su eterno buen humor y le regaló una manzana a cada niña antes de subirlas a la carreta y alejarse con ellas por un sendero en medio del bosque. Natasha se llevó las manos a la boca para esconder su sollozo y de pronto sintió el reconfortante peso del brazo de Steve alrededor de sus hombros.
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An angel in disguise
Fanfiction"Una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad". Irene Sendler. En medio de la guerra y el dolor, dos almas se unirán para hacer el bien y salvar a los inocentes de una muerte injusta, descubriendo que...