Capítulo I

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Capítulo I

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Capítulo I

Natasha dejó con cuidado al pequeño Yair en la cuna improvisada que usaban en esos casos y se sentó junto a la ventana, observando al exterior con la mirada perdida en la nada. Los manzanos y ciruelos estaban comenzando a florecer y el aire estaba lleno del zumbido de las abejas y del aroma de las flores. Suspiró suavemente y pensó en la cruel diferencia que existía entre su hogar y la realidad del exterior. Dentro de las paredes de su pequeña hacienda la tierra florecía, las abejas zumbaban y trinaban las aves. Fuera, la gente moría de hambre en las calles y los niños tenían que ser escondidos en cajas de herramientas para evitar ser asesinados como animales. La cancela de la puerta del jardín se abrió y por ella vio entrar, fusil al hombro, a su marido.

Jarek era un hombre alto y de espaldas recias al que había conocido cuando era apenas una chiquilla. Él le llevaba quince años y, aunque el suyo había sido un matrimonio de conveniencia, nunca le había faltado el respeto ni le había hecho daño. Era un hombre recto, serio, competente. Hacía lo que le decían y nada más. Jamás cuestionaba una orden ni emitía opinión en ningún sentido. Natasha lo respetaba, lo apreciaba, pero, nunca llegó a amarlo... aquello era difícil cuando sus convicciones chocaban de un modo tan espectacular: él se limitaba a obedecer mientras que ella peleaba con todas sus fuerzas contra lo que creía injusto. Suspiró y se levantó de la ventana, saliendo a su encuentro.

El hombre le dedicó una media sonrisa al verla entrar a la cocina y se despojó de su fusil y su abrigo, colgándolo en un perchero junto a la puerta.

⸺ Hola, querida⸺ saludó y ella le sonrió, acercándose para ayudarlo a quitarse la chaqueta y para besar su mejilla.

⸺ Hola... ¿qué tal estuvo la guardia? ⸺ preguntó, recibiendo una mirada cansada de su marido. Él sabía las respuestas que ella esperaba y, lamentablemente, no podía dárselas.

⸺ Hubo un par de redadas de la Gestapo...⸺ respondió sin atreverse a mirarla. Natasha se tensó y colgó la chaqueta con lentitud, temiendo la respuesta a la pregunta que le picaba en los labios.

⸺ ¿Algún conocido? ⸺ preguntó en voz baja y él se sentó a la mesa, guardando silencio por unos momentos.

⸺ Los Steiner⸺ respondió él en el mismo tono y ella cayó sentada en una silla, mirando al suelo con fijeza.

⸺ ¿Cómo los encontraron? ⸺ murmuró, pensando en la pobre Esther y en sus niños. Los Kaminski, carniceros del barrio, habían accedido a esconderlos por un tiempo mientras la resistencia intentaba conseguirles pasaportes falsos para enviarlos a Suiza.

⸺ Alguien los delató... no sé quién, sabes que no me dan demasiada información. Quieren que sepa lo menos posible...⸺ murmuró, recordando aquellos años en los que él era un oficial de tropa, respetado por todos, admirado por muchos.

An angel in disguiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora