(O de cómo Kim Junmyeon logró convertir su terrible y devastador sufrimiento en absoluta e inigualable dicha)
Primera Parte
[6]
Si alguien le preguntase justo ahora sobre los hechos acontecidos aquel día, durante el verano de sus diecinueve años, Junmyeon le diría a esta persona que nunca supo exactamente cuánto tiempo le tomó, pero que (en algún punto antes del momento límite de la profecía) quien para entonces no era más que un pobre y desdichado adolescente, logró desatarse con éxito de aquella maltrecha columna.
No fue agradable, realmente. Tuvo que lacerarce una muñeca para hacerlo. Su mano quedó tan resbaladiza por la cantidad de sangre derramada que simplemente consiguió deslizarla a través de las cuerdas, liberándose de ellas en el acto.
Desatar su otra mano fue mucho más sencillo pero no por ello menos doloroso. Desamarrar un par de complicados nudos con la piel de la muñeca casi cercenada fue con suma certeza una de las cosas más desesperantes que le tocó efectuar en toda su vida.
Era una carrera contra el reloj y no sabía qué hora era.
Tenía que correr.
Por supuesto que no reparó en las quejas que el otro chico le profirió cuando se lanzó directamente contra sus amarras y comenzó a desatarlo.
Que si debía irse; que si no había tiempo para salvarlo; que si tenía que apresurarse e ir por Yixing antes de que fuera demasiado tarde.
Eso último lo tenía claro y, aun así, no pensaba dejarlo allí.
No conocía a Luhan, pero Yixing le había dicho tantas (tantísimas) cosas sobre él a través de su endeble vínculo, que supo apenas verlo que no podría abandonarlo.
Perderlo sería para Zhang Yixing lo mismo que sería perder al despótico y satánico Do Kyungsoo o al siempre infantil Byun Baekhyun para Kim Junmyeon. Un hecho atroz; de los eventos más horrendos que podrían llegar a sucederle.
Suho amaba a sus amigos como si éstos fueran los hermanos que siempre deseó pero que desgraciadamente nunca pudo tener; los atesoraba como si ambos llevaran su propia carne y sangre. Estaba más que dispuesto a hacer cualquier cosa por ellos... cualquiera. ¿Cómo podría siquiera pensar en dejar a su suerte a alguien que significaba básicamente lo mismo para su preciada alma gemela?
No.
Era una cosa impensable.
Arrastraría a Luhan con ellos hasta Korea, ya sea que éste lo quisiera o no.
Después, el muchacho podría hacer lo que se le viniera en gana, pero antes que nada debía ponerlo a salvo. Sacaría a su compañero y a todo lo que fuera importante para él de ese atolladero sin importar cuánto le costara.
Y esa era una desición definitiva.
Sin embargo, pese a sus nobles resoluciones, Junmyeon no tenía la más mínima idea de dónde rayos estaban, por lo que terminaron vagando sin rumbo por una mansión en ruinas escondida en las profundidades de algún horroroso bosque chino que además estaba hasta el techo de zombies infernales.
Y, bueno... eso era malo.
Vendarse las heridas y embadurnarse en queroseno fueron sólo algunas de las medidas que se vieron obligados a tomar para pasar "desapercibidos" por los zombies.
Luhan le había dicho que estaba bastante seguro de que esas cosas percibían el olor de la sangre, pero que no los había visto reaccionar a ningún otro aroma sin importar lo fuerte que éste fuera... y durante un rato realmente pudieron camuflarse con el entorno, evitando a las espeluznantes criaturas.
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We Can Call It: "Extra" «I Call It Series 3.5»
FanfictionLa desventura y la mala suerte (así como la buena fortuna) suelen ser hechos fortuitos, eventos casuales que ocurren sin razón aparente y que acontecen a personas al azar. No obstante, en ocasiones como esta, nada de lo sucedido se debe a una simple...