Ese fuego me estaba devorando por dentro. Sentía latigazos que me azotaban sin piedad por todo el cuerpo, sin dejarme un misero instante de alivio. Encogido sobre mi mismo,me apretaba fuertemente las extremidades con la esperanza de ahogar el dolor, pero era inútil. La frialdad de la piedra que cubría el suelo me helaba la piel y congelaba mis pensamientos. De pronto, oí el sonido de sus pisadas resonando por todo el corredor. Ya estaba aquí otra vez. ¿Que querría ahora? ¿Más experimentos? ¿Más dolor?
Cerré los párpados para no ver el brillo febril de sus ojos.
-Ya estoy aquí,criatura.-Susurró en mi oido, provocando que me recorrieran escalofríos de terror. Tanteó mi cuerpo con sus dedos afilados, apretando con fuerza en las heridas mas recientes. Suspiró. -Esto no funciona. Habrá que repetir la mezcla. Tanto trabajo tirado a la basura...-Susurró para sí, mientras meneaba la cabeza sacudiendo los lacios cabellos que le caían por su delgado rostro. Garabateó algo en un pequeño cuaderno que se sacó del bolsillo y abandonó la estancia sin ni tan siquiera echarme una última mirada, dejándome solo de nuevo, esclavo de mi soledad.
