Capítulo 10.-La verdad de los Mestizos.

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Yara:

Fue una sensación extraña. Sentir como se embotan tus sentidos, como tus huesos flotan, como toda tu masa se vuelve incorpórea, magnificando las sensaciones, como si vieras el mundo a través de un hermoso caleidoscopio. Jamás encontraría palabras suficientes para describirlo pero si puedo decir que fue la experiencia mas hermosa que se pueda soñar. No sabía como había pasado, solo que Set insistió en que una especie de sanador me curara de esa herida que sangraba, amenazando con secarme las entrañas. Después, aquel curioso ser se me había acercado y me había recorrido un agradable escalofrío, que me recorrió con la suavidad de una caricia.
¿Acaso sería mágico? A estas alturas ya creía en cualquier cosa...aunque tal vez me había suministrado una especie de droga.Si, eso sería lo más lógico. Nunca había probado esas sustancias, pero la gente las describía como algo parecido a lo que yo acababa de vivir y, ¿Quién sabe? a lo mejor los dragones tenían un cultivo de marihuana... Quise soltar una risa pero mi cuerpo estaba inerte, y era incapaz de mover siquiera un dedo. Alarmada, intenté abrir los ojos, con nimios resultados. ¿Y si estaba muerta? Me invadió la angustia y el miedo, ese característico miedo humano a lo desconocido. No, me dije, mas para tranquilizarme que por que realmente lo pensara, estas viva Yara, vivita y coleando. Solo estas en una especie de trance, enseguida despertarás. Venga, tu puedes. Intenté empezar por los párpados, poniendo toda mi fuerza de voluntad en separar las pestañas inferiores de las superiores. Finalmente lo logré, aunque todo lo veía borroso. Las frías paredes de piedra me dieron la bienvenida, recordándome que estaba encarcelada. Poco a poco logré tomar consciencia de las demás partes de mi cuerpo, ignorando la molesta sensación parecida a cuando se te duerme un pie y sientes el pinchazo de mil agujas antes de lograr moverlo correctamente.
 

Cuando logré incorporarme, me fijé en que Reiyi y Arley estaban alejados, discutiendo algo entre bajos rugidos. Set, en un segundo plano, los observaba, muy concentrado en la conversación. Sin embargo,en el mismo momento en el que posé en él mis ojos, su mirada ambarina se volvió hacía mí.

"¡Yara!"Gritó muy contento."¿Cómo estás?"

"Muy bien"Sonreí, diciendo una verdad a medias.Aunque la herida ya no me dolía, la cabeza me daba vueltas y el estómago me rugía de hambre, por lo que mi estado no podría catalogarse como bueno."¿Qué está pasando?"

"Arley no quería que te curara, pero Reiyi es cabezota, y eso le saca de quicio a la Segunda" Era evidente que el ondulante dragón castaño no le caía bien, y no pude evitar ponerle cara de pocos amigos. ¿Cómo podía mirar con repugnancia al ser que me había salvado la vida y admirar a la que quería arrebatármela?

"Yara, ¿Seguro que estás bien?"Me preguntó, con la desconfianza latiendo en su dorada mirada."Tienes una cara muy extraña"

"No es nada"Intenté forzar una sonrisa tranquilizadora, pero debió de salirme una mueca torcida que le preocupó aun más. "¿Sabes que va a pasar con nosotros?"

"Ni idea" Le miré, desconfiada. Sabía que no me estaba diciendo la verdad. El jamás desvíaba la mirada ni se ponía a juguetear con las piedras del suelo, con esa expresión tan nerviosa.

"Set. Dime la verdad"Nuestros ojos se encontraron y me asustó ver que los suyos estaban demasiado brillantes, casi como si estubiera llorando.

"Quiere matarte Yara. Pero no lo pienso permitir, ya lo sabes. Además se puede convocar un Dambelán, que es un Juicio. No se muy bien como irá eso pero yo lo apelo, Yara, te juro que haré lo que sea. Como si tengo que pelearme con todos y cada uno de los miembros del clan" Prometió, alzando la cabeza y extendiendo la pata hacía mí. Se la apreté con fuerza, intentando aguantar las lágrimas que amenazaban con derramarse.

"Tengo miedo Set, mucho miedo. Echo de menos a mi familia. Echo de menos tener un hogar. Echo de menos la seguridad"Susurré, apretando con fuerza los párpados.

"Confía en mí Yara, no pasará nada" Su seguridad calmó un poco mis nervios, y le dediqué una llorosa sonrisa.

De repente él se volvió, y se enfrascó en una discusión incomprensible con Arley. Odiaba no saber lo que estaba pasando y últimamente esa sensación se acentuaba.

"No te preocupes"Me giré, sobresaltada, para encontrarme con Reiyi mirándome con una sonrisa socarrona.

"Oh claro, tienes razón, es mejor morirse  descojonándose" Le repliqué, enfadada.

"Tienes mucho genio, humana, me gusta."

"Pensaba que tu raza odia a los humanos."

"¿Mi raza?"Sus ojos plateados parecían destellar ironía. "Tu no conoces a mi raza. Yo no pertenezco a este clan, humana"

"¿Y de donde vienes?" Absorvía cada detalle que pudiera averiguar con ansia, con la certeza de que en algún momento todo conocimiento podría ser útil. Además era de naturaleza curiosa y anhelaba aprender cosas nuevas, cuantas más mejor.

"Soy del clan de los Qua, los dragones marinos"

"¿¡Dragones marinos!?" Aquella revelación me golpeó con fuerza. ¿Acaso nuestro mundo estaba tan poblado de dragones? Imágenes del monstruo del lago Ness de Escocia, del Nahuelito de Argentina o del Champ de Canadá. Tantas historias de monstruos marinos...¿Serían ciertas?

"No, no soy Ariqúo" Hizo un extraño sonido gutural, que casi podría considerarse como una profunda carcajada. "O espera ¿Cómo lo llamaís vosotros? ¿Nessie? No se te ocurra llamarle así, odia ese nombre. Y cuando Ariqúo se enfada..."
"¿Me estás diciendo que existe de verdad el monstruo del lago Ness?" Obvié la parte en la que el había adivinado mis pensamientos. Lo sospechaba desde hace tiempo y después de haber presenciado como me curaba con un soplido, ya nada me sorprendía.

"Por supuesto que existe. Es uno de los...¿Cómo lo llamaís los humanos? Bueno no recuerdo la palabra pero es un gran Sabio. Es difícil llegar hasta él  y no todos lo consiguen, pero Él tiene la respuesta a todas las preguntas. Supongo que será difícil de creer" Agregó, al ver mi sorprendido rostro."Pobres ilusos los humanos. Os creéis que con inútiles cacharritos vais a lograr atisbar siquiera una aleta Suya... vuestra estupidez nunca dejará de sorprenderme"

"No somos estúpidos" Le espeté, con toda la altanería que la situación me permitía." Y déjame decirte que no me creo nada, ni del Ariqúo ese ni de los dragones marinos ni nada de nada. Si fuera así ¿Porqué estás en un desierto? ¿Porqué no tienes aletas?"
"Veo que al menos eres observadora. La respuesta es sencilla; solamente soy medio Qua. Mi padre pertenecía a los terraes. Soy un Mestizo, igual que Arley"
"¿Arley es mestiza?"Pregunté, atónita. Mis neuronas trabajaban a toda velocidad, intentando asimilar toda esa información nueva.

"¡Por todas las olas del Grandísimo! ¿De donde creías que había sacado esas alas?"Me observó, divertido."La madre de Arley pertenecía a los A´Ris, la raza de los vientos."
"¿Su padre es el jefe verdad?"

"Exacto" El orgullo de haberle demostrado que la estupidez no tenía por que ser propia de mi raza hizo que él soltara otra de esas extrañas carcajadas.
"Otra de las características de tu raza: el orgullo." Afirmó."En fin, si, Rurckym es el padre de Arley y el jefe de los Terraes. Su madre era una hermosa Surcadora de los cielos que falleció en combate hace tiempo."
"¿Combate? ¿Contra quién?"
"Los humanos"

"¿Los humanos? Creo que te equivocas. El ser humano no sabe de la existencia de los dragones"

"Tu si que estás equivocada. Estan los Venatio-Raconem, una patrulla de asesinos que desea exterminarnos a todos. Sin embargo, se que la mayor parte vive en la inopia. Por eso es tan importante ocultar nuestra existencia. No sabemos por que, pero los Venatio Raconem no piden ayuda al resto de su raza, y esta circunstancia nos beneficia. Si toda la humanidad se pusiera de acuerdo para acabar con nosotros, ya no quedaría un solo dragón en toda la Tierra. Menos mal que estaís demasiado ocupados matándoos entre vosotros"

"No quieren que cunda el pánico" Murmuré. "Nuestros gobernantes son cobardes... no quieren que toda la población viva aterrorizada de los dragones."

"Esa es una reflexión interesante" Me concedió. "Sin embargo, creo que deberíamos tener esta charla en otro momento"

"¿Porqué?" Pregunté, confundida.

"Yara..."Susurró la voz de Set. "Prepárate. Ha llegado la hora de enfrentarte al Juicio de la Verdad"

Alma de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora