Capítulo 7.-Navrán y el clan de los Terraes.

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Buenas!! ^^

Bueno con este capítulo ya se va desarrollando un poco la parte mas de acción de la historia, ójala que disfruteís leyéndola tanto como lo he echo yo escribiéndola. Una vez mas, gracias, es un verdadero honor que invirtaís un pedacito de vuestro tiempo leyendo mis cositas.

Dejo aquí una foto del desierto de Thar, India, que es el lugar donde se desarrolla una parte de la historia. Gracias de nuevo, muchos besos!! ;333

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Set:

No se cuanto tiempo duró el viaje. Lo único que se es que ibamos dando tumbos sin descanso,ni siquiera por las noches. Veía como los paisajes se sucedían, como pasábamos de un verde rico y brillante a altas montañas, a lugares de arenas blancas y inmensas masas de agua, a paisajes desérticos y amarillentos... Los únicos periodos de descanso era cuando parábamos una o dos veces al día para comer. Nos dejaban juntos a Yara y a mí, y aprovechábamos para charlar y devorar la comida que nos lanzaban. Al principio ella se negaba a comer carne cruda, pero a los pocos días empezó a adquirir un aspecto enfermizo y la obligaba a comer, a veces incluyendo la mitad de lo que me correspondía a mí. Bebíamos agua cuando pasábamos cerca de un río. Había veces que el agua sabía fatal pero no osábamos rechistar. Y aunque lo hiciéramos, no nos hubieran entendido.

Era capaz de entenderlos a medias, aunque no lograba comunicarme con ellos. Esperaba que fuera como con Yara, que con el tiempo lograría hablarles. Aunque claro, ahora contaba con la desventaja que apenas les entendía...

 Mientras tanto las dudas y la incertidumbre me corroían por dentro. Miraba a la manada, y me avergonzaba cuando en vez del supuesto miedo que tendría que tenerles, me sorprendía observándoles con admiración y envidia.  Admiraba su orgulloso porte, su fuerza y su inreíble resistencia. Eran capaces de recorrer kilómetros y kilómetros sin pararse a dormir, comían una vez al día y movían rocas inmensas con una facilidad impresionante cuando se interoponían en su camino.

Aunque había algo que no terminaba de encajar: Por muchos kilómetros que recorriéramos no nos habíamos encontrado ni un solo ser humano, a pesar de que estaban por todas partes. Era un misterio que ni Yara ni yo lográbamos comprender...

"¿Set? ¿Estás bien?"Me preguntó Yara, volviendo hacía mí sus ojos castaños.

"Sí, pero me duele todo" Protesté "Tengo ganas de estirarme un poco. Tantos tumbos me están haciendo polvo" Suspiré, masticando un pedazo de carne. Miré como Yara le daba vueltas a su parte, sin mirarla.

"Come" La insté, lanzándo una mirada severa.

"Odio la carne" Respondió, mirándome suplicante. "¿No puedes pedirle que me traigan fruta?"

"No lo estarás diciendo en serio ¿Verdad? Yara lo siento pero tienes que comerte esto."

Pero ella no me respondió, tenía los ojos clavados mas allá de mi espalda.

"Set, date la vuelta"

Así lo hice, y me encontré con una escena entre terrible y fascinante.

Dos de los dragones, el anaranjado y el amarillo, estaban engarzados en una terrible pelea. Se lanzaban atronadores rugidos y los mordiscos y coletazos resonaban por todo el valle. Yara se encogió y me pasó el brazo por el cuello,abrazándome fuerte. Yo me apretujé a su lado, sin dejar de mirar la pelea. Lo mas curioso es que mientras dos miembros se peleaban, los demás permanecían completamente indiferentes, dormitando o devorando carne como la que nos habían dado, solo que en mayores proporciones.

Alma de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora