Capítulo 5.-Una nueva vida.

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Este capítulo se lo dedico a una chica encantadora y una gran escritora, que me ha subido el ánimo, me ha alentado y me ha sacado muchas sonrisas. Muchas gracias por todo guapa ^^

Espero que os guste el capítulo ;333

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Set:

Ibamos dando tumbos en un extraño cacharro negro. El suelo y las paredes se movían demasiado y tenía un persistente dolor de cabeza. Cada pocos minutos ella se volvía y me sonreía. Se notaba que estaba preocupada por mí. A su lado había una cabecita de pelo oscuro y una mas alta de cabello claro y brillante. La propietaria de aquella cabeza le chilló:

-¿Quieres parar de girarte todo el tiempo? ¡Me estas estresando! ¿Que hay en el maletero que sea tan interesante?.- una voz irritante.

-Nada nada, es que me gusta ver el paisaje por la ventana de atrás.-Dijo Yara, con un timbre de voz extraño. La otra bufó y se dedicó a un objeto pequeño y brillante que tenía entre las manos y que lanzaba sonidos extraños.

La voz de la mujer morena que tanto había llorado cuando encontró a Yara sonó desde aún mas lejos:

-¿Alguien quiere un bocadillo de Nutella?.-

-¡Yo quiero mamá! ¿Pueden ser dos? Es que estoy muerta de hambre.-Volvió a decir, con ese timbre en la voz tan extraño que había percibido antes. Disimuladamente cortaba pedacitos de una cosa extraña y los iba lanzando a mi dirección, procurando que nadie se diera cuenta. Olisqueé los pedazos, desconfiado. Tenían un olor raro, y esa cosa marrón tenía pinta de ser pringosa. Pero tenía tanta hambre que no le hice ascos y los devoré en pocos segundos. La parte blanca era esponjosa y carecía de sabor, sin embargo la pasta pringosa era dulce y empalagosa, y llenó mi mente y mis papilas gustativas de extásis.

Yara me observaba sonriente por el rabillo del ojo. Cuando vio que me había terminado todo lo que me había lanzado, le dijo a la mujer.

-Mamá ¿Podrías darme otro? ¡Es que sigo teniendo mucha hambre!.-

-Madre mía Yara.-Dijo la mujer, sorprendida pero aun así le alargó otro de los objetos que llevaba en la bolsa, que volvió a mi zona en pequeños cachos. Esta vez me demoré mas, parándome a saborear cada bocado.

De repente el cacharro se paró y dejó de temblar. Yara se apresuró a salir la primera y ha abrir la puerta de la parte trasera para coger la enorme bolsa en la que estaba escondido. Me sonrió y me rascó un poco detrás de la oreja. Solté un ronroneo de placer pero cuando ví que los demás bajaban ,me escondí entre los pliegues de la bolsa. Yara cogió la bolsa, pero noté una especie de caída en picado.

-Yara ¿Quieres que te ayude?.-Dijo  una voz grave.

-No papá no te preocupes, puedo yo sola.-

Fui dando tumbos durante lo que me parecieron horas. Entre el cacharro de antes y el viajecito de ahora...

Por fin me dejaron sobre una superficie plana. Esperé a dejar de oír las voces que se arremolinaban a mi alrededor para sacar la cabeza por un lado. Yara me esperaba, sonriente.

-Ya estamos en casa, Set. Bueno en realidad no es nuestra, esta alquilada. Puedes corretear por donde quieras pero ten mucho cuidado ¿vale? Estamos rodeado de monte pero nunca se sabe...Si te parece vamos a dar una vuelta, pero con cuidado. Te dejo esta ventana abierta y cuando me veas fuera, sales.-

Moví la cabeza para darle a entender que había comprendido. Esperé a ver asomar su cara sonriente entre los árboles para dar un gran salto hacía el exterior. Andamos juntos entre los árboles de troncos delgados y las ramas secas desperdigadas por el suelo. Finalmente llegamos a un pequeño claro. Ella se sentó en una roca y se me quedó mirando.

-Todavía no puedo creerme que seas real. ¿Cómo iba a imaginarme yo que me encontraría a un dragón? Eres exactamente igual a como pensaba que eran. Bueno no, no te ofendas pero pensé que seríais inmensos, grandes como una casa. En cambio tu ni siquiera me llegas a la cintura. Aunque pensándolo bien a lo mejor ni siquiera seas un dragón. A lo mejor una especie extraña de lagarto francés... Luego lo pienso mirar en Internet, que lo sepas. Ójala pudieras decirme tus orígenes...-Murmuró, cogiéndome suavemente la cabeza y agachándose para mirarme fijamente a los ojos. Era un ejemplar curioso, esta chica. Se notaba que no era una cría como la otra criatura que iba con ella en el aparato bamboleante pero tampoco parecía adulta. Era una extraña mezcla. ¿Y me preguntaba que qué era yo? Si pudiera, hubiera echo el sonido que hacía el Amo cuando algo le hacía gracia. Pero aun así ella sabía de donde venía, tenía gente que la quería. Yo no.Es inquietante no saber de donde vienes. Mi único recuerdo es la oscuridad y humedad de mi celda...

Los ojos de pupilas redondeadas y color marrón rojizo seguían estudiándome detenidamente.

-Sé que pensarás que soy tonta pero...¿Puedes lanzar fuego?.-Preguntó, ilusionada.

La miré con extrañeza. ¿Lanzar fuego? ¿Fuego como el de las antorchas de los pasadizos? Decididamente no debía de estar muy cuerda. ¿De donde había sacado que yo sería capaz de semejante milagro?

Cuando vio la mirada extrañada que le dediqué, lanzó un hondo suspiro.

-Vale sí, supongo que es una tontería. Es que he leído tantos libros sobre dragones...y en casi todos los dragones lanzan fuego...pero claro esto no es una novela de Christopher Paolini.-Dijo, suspirando de nuevo. -Aunque a lo mejor...quiero decir puede que sea otra tontería sacada de los libros pero esos bultos tan raros que tienes en la espalda...¿Tu podrías volar?.-

Volar...eso ya no era una tontería. Había oído al Amo hablar de eso muchas veces. De que con el siguiente experimento conseguiría hacerme volar. Pero esos experimentos nunca funcionaron y la única función de las deformaciones de mi espalda era ocasionarme un terrible dolor cada vez que las rozaba con algo. Como si me hubiera leído el pensamiento, Yara rozó con la yema de los dedos los bultos. Instintivamente solté un gruñido y hize además de morder su mano. Ella se alejó unos pasos, pero sin dejar de sonreír.

-Lo siento chiquitín.-Se disculpo.-Veo que tienes carácter ¿Eh? No te enfades conmigo por eso, no sabía que te molestara que te tocara la espalda.  ¿Qué te parece si vamos a correr un poco? Hace tiempo que no lo hago y tengo muchas ganas de soltar la adrenalina que tengo acumulada.-

Y sin previo aviso, Yara se levantó y echó a correr a un ritmo lento pero regular. Pero, ¿Esta humana que se cree? ¿Qué voy a rebajarme siguiéndola? Pensé, ofendido. Pero cuando ví que se alejaba y se giraba para darme ánimos, me levanté pesadamente y la seguí. La adelanté, y observé orgulloso como la dejaba atrás.

-¡No corras tanto! Si empiezas tan fuerte luego acabarás agotado.-Me advirtió, mientras seguía corriendo. Pero yo no era un humano, ¡Tenía mucha mas resistencia que ella! Así que la ignoré y seguí corriendo a toda prisa. Pero poco después tuve que pararme entre la alta hierba para recuperar el aliento. Cuando ella me vio tumbado panza arriba y con la lengua fuera me dedicó una inmensa sonrisa.

-Eres igual que Bastet.-Sonrió. ¿Quién sería ese tal Bastet? Me pregunté. Como no aclaró nada decidí dejarlo pasar y seguir disfrutando de las caricias que me dedicaba.

Seguimos corriendo durante un rato y cuando me habló de volver a casa, tuvo que llevarme en brazos por que no podía ni con mi alma.

Cuando por fin llegamos me puso unos cuantos cojines debajo de la cama y me escondió allí.

-Ahora te traigo agua y comida. Por favor intenta no hacer mucho ruido. Sé que tiene que estar incómodo estar ahí, pero ya mañana ve a donde quieras, si quieres quedarte por el bosque o vamos a dar otra vuelta juntos o lo que quieras ¿vale?. Me tengo que ir, ahora vuelvo.-

Me quedé muy quieto,acurrucado sobre mi mismo y suspirando de felicidad entre los mullidos cojines.

Alma de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora