Miré a todos lados, con los sentidos alerta. Aquella sala no me daba buena espina. Las paredes terrosas parecían rezumbar secretos por sus cuatro costados. Y desde luego, que estubiéramos en un nido de dragones amenazadores tampoco ayudaba. Me encogí junto al mullido saco en el que descansaba Set. Le acaricié la cabeza, distraída. Llevaba así varias horas. Aunque comprendía que después de vencer a todos esos lagartos estaría agotado, tenía muchas ganas de que se despertase. No conseguía dormirme y necesitaba urgentemente hablar con alguien.
Me eché con Set y le abrazé suavemente para no despertarle. Hundí la cabeza en las suaves escamas de su cuello. Curiosamente, estaban templadas. Fruncí el ceño ¿Cómo podía estar caliente un reptil? Tenía entendido que absorbian el calor del entorno y la sala era mas bien fría. Bueno, en el caso de que fuera un reptil... Que yo sepa los reptiles tampoco hablan. O al menos a mis tortugas María y Ross nunca se les había ocurrido responderme pensé con ironía.
Aunque después de haberme encontrado con una manada de dragones ya nada debería sorprenderme...
De pronto Set emitió un ruido curioso, parecido a un bostezo, y abrió lentamente los ojos.
"Tengo hambre"Dijo mi compañero, incorporándose.
"Estamos en un sitio desconocido rodeado de dragones, no sabemos que va a pasar con nosotros y el señor preocupándose de comer. ¿Que desea de menu del día?" Ironizé,aunque a mi también me rugía el estómago. Set me ignoró y se dedicó a observar la sala con curiosidad.
"¿Dónde estamos?"
"No lo sé"Admití."La jefa nos condujo aquí mientras estabas inconsciente."Observé como se estremeció cuando me referí a la hembra negra."¿Qué te pasa? ¿Te da miedo?"
"Claro que no"Respondió, con el orgullo herido "Es solo que...me impone respeto. Tiene aire de grandeza ¿No crees?"
"Es cierto, impone. Aunque no entiendo muy bien por qué tiene alas. Era la única de todos los que estaban allí. A lo mejor es por ser hembra ¿No crees?"
"No, no lo creo."Afirmó Set, rotundamente."Hay algo extraño en ella. Además, es como si hablara otro idioma. La entendí sin ningún problema. Todas y cada una de las palabras"
"¿¡En serio!? ¡Eso es un gran avance! A lo mejor eso significa que ya has conseguido comprender su idioma, como cuando conseguiste comunicarte conmigo."
"Eso fue distinto. A lo mejor fue por estar en situación de peligro... No lo sé. Hay tantas cosas inquietantes que de tanto pensar me duele la cabeza" Suspiró Set.
"Es cierto. Todo aquí es un misterio...No te ofendas pero sabes si tu...es decir ¿Sabes si perteneces a su especie?"
"No lo sé. Creeme nada me gustaría mas que saberlo.."
Nos quedamos en un silencio sepucral, cada uno perdido en sus propios pensamientos. De pronto se oyó un resoplido. En la entrada había un dragón marrón que tenía los ojos clavados en ellos.
Se oyó un suave rugido. Miré a Set, que me tradujo.
"Dice que le sigamos"
Obediente por una vez, me levanté del saco y con Set pisándome los talones, seguí con curiosidad al inmenso animal. Era un ejemplar curioso. Era mucho mas delgado que los demás dragones y sus movientos eran especialmente gráciles. Además, parecía mas amistoso. O daba esa impresión.
Avanzaron entre los caminos de roca, rodeando a las estalagmitas que surgían del suelo como inmensas dagas naturales.Finalmente llegaron a otra sala de rocas, en la que la hembra negra los observaba. A su lado había un ejemplar amarillo inmenso,incluso mas grande que la hembra. Imponía verdadero respeto, a pesar de las claras evidencias de su avanzada edad. El color de sus escamas era de un gris ceniciento, un par de tonos mas claro que sus ojos. Las garras estaban desgastadas y la cola golpeaba el suelo rítmicamente, con un ritmo constante y lento. Emitía un rugido profundo y grave,al que la hembra respondía en un rugido mucho mas rápido.Parecía una discusión.
"Set ¿Que hacen?"
"Solo consigo entenderla a ella, pero me parece que no está de acuerdo con algo pero el amarillo la ignora y ella revindica sus derechos en la decisión"
Sentí una súbita ráfaga de simpatía hacía la hembra color ébano. Esa circunstancia solía vivirla yo también cuando mis padres querían cambiar alguna circunstancia que me incumbía y ni siquiera tenían en cuenta mi opinión.
De pronto, me invadió una repentina oleada de añoranza de mi familia y mi hogar. Aunque pensaba en ellos con frecuencia no conseguía asimilar que nos hubieran separado ¿Y si no les volviera a ver nunca más? Los ojos se me llenaron de lágrimas al imaginarlo, así que intenté apartar ese tema de mi mente para tener todos los sentidos alerta.
El ejemplar grisáceo se volvió hacía nosotros y nos estudió detenidamente. La hembra emitió un largo rugido y Set me tradujo
"Ella hace de traductora. Por alguna razón él no puede comunicarse conmigo. Me ha dicho que somos extraños aquí y que raramente admtien a extranjeros. Que aunque he logrado el Honsú se ha precipitado en su veredicto y que quizás, tu no puedas ser aceptada" Dijo Set, haciendo que la rabia provocara escalofríos en su piel. Me quedéhelada. No pensaba dejarle allí. Jamás.
"No pienso dejarte"Le dije, buscando su mirada con urgencia. Su mirada dorada se mezcló con la mía transmitiéndome ánimo.
"Yara si se diera el caso...Bueno lo mejor sería que te salvaras" Set me imploró con la mirada que lo entendiera "Solo quiero tu seguridad"
"¿Mi seguridad?"Pregunté, enfadada."¡No me mientas! ¿Quieres quedarte aquí verdad? Prefieres estar con esa dragona. Con los tuyos. Yo solo soy una humana" Dije,con el orgullo herido. No sabía que estaba haciendo,supongo que la tensión acumulada en las últimas horas surgió a borbotones en forma de rabia. El caso es que opté por ignorar su réplica ofendida. El dragón ceniciento siguió rugiendo y la hembra continuó traduciendo. Set soltó un grito indignado en un tono demasiado alto. El ejemplar ocre de ojos rojos que vigilaba desde la puerta se acercó y le inmovilizó con una pata. Algo iba mal. Traté de ir hasta Set pero una enorme zarpa me empotró contra el suelo. Solté un gemido de dolor pero ignoré la sangre que fluía dolorosamente por mis rodillas para intentar zafarme de mi opresor. No hace falta decir que fue inútil. Observé como Set lanzaba mordiscos al aire, pero el dragón ocre le tenía bien sujeto. El corazón me latía a toda velocidad y la adrenalina corría por mis venas. Me fijé en que la hembra tenía los ojos grises clavados en mí. La dirigió una mirada suplicante y señalé a él.
-¡No le hagas daño!-Le supliqué, con los ojos llorosos. Me pareció que la dragona asentía con su enorme cabeza. Bajé la mirada e intenté una última treta. Aflojé todos mis músculos, como si me hubiera desmayado. El dragón aflojó un poco la zarpa. Justo lo que esperaba. Con toda la rapidez y la fuerza que me habían dado años y años de deporte intensivo, me levanté y corrí hasta Set. Salté para agarrarme al cuello del sorprendido dragón ocre. Trepé con agilidad y le pegué el puñetazo mas fuerte que pude en medio del ojo, con una táctica que había aprendido de un documental en el caso de ataque de cocodrilos. El dragón se quedó momentáneamente aturdido pero se dio cuenta de que era una táctica parecida a la que Set había usado en el Honsú, por lo que fue inteligente y no alfojó la zarpa que sujetaba a mi amigo. Cegada por la ira, patée, mordí y arañé las escamas, con resultados nulos. Cuando el dragón del que había escado vino hacía mí y me atrapó suavemente, estaba tan exhausta que ni siquiera pude mostrar resistencia.
"Yara, por lo que mas quieras, no te muevas" Me suplicó la débil voz de Set. "No opongas resistencia, lo estás complicando todo"
Barajée la oportunidad de ignorarle, pero decidí que tendría sus razones para decirlo. Además, su voz sonaba rota y alarmantemente débil.
Sin desviar la mirada de la dragona, soporté como uno de los dragones me empujaba con violencia, encerrándome en una especie de jaula echa con barrotes de piedra, separándome de Set.