VIII

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Bakugou suspiró aliviado al entrar en la cafetería y ver solamente a tres bastardos insoportables sentados en una esquina.

—¿Buscando a alguien?— murmura una voz cerca de su oído.

Bakugou lo mira sobresaltado—. Pensé que te habías ido— comenta decepcionado.

—Lastima por ti— dice el bicolor al mismo tiempo que lo guía a la mesa en donde estaban sentados los chicos.

Bakugou se sienta al lado de Jirou con el ceño fruncido, sus inocentes caras no iban a servir de nada esta vez, iba a matarlos.

—¿Cuál de sus lindas bocas va a ser la encargada de contarme lo que mierda esta pasando?

Todoroki levantó la mano un poco alegre pero la bajó de inmediato cuando el rubio lo fulminó con la mirada.

—Es muy temprano para que estes de mal genio— le reprocho Kaminari—. Tenemos que charlar sobre la banda y porque no venir a tomar cafés gratis en donde trabaja nuestra querido Todoroki— comentó alegremente.

—Nunca dije que serían gratis— dijo el bicolor, mientras el rubio bajaba la cabeza haciendo un mohín en los labios.

Los ojos rubíes se desvían al instante hacia el frente, donde Todoroki lo miraba con un deje de diversión. A bakugou se le seca la boca por un momento, lo odiaba tanto, realmente lo odiaba.

—Jirou— dice lentamente el cenizo con un tono un poco tenso—, no me habías dicho que vendríamos exactamente aquí.

—Ha sido idea de Yaomomo— sonríe ella ampliamente, rodeándole el cuello con sus brazos.

Shoto ve de reojo a los dos hombres de traje negro que estaban parados afuera de la cafetería, todavía no se acostumbraba. Vuelve su vista a Bakugou, y el rubio lo observa en silencio, consciente de que está haciendo las cosas muy incómodas para él.

Momo, quien bebía un café expreso y observaba todo desde su asiento, carraspeó un poco antes de hablar. — La disquera actual es buena, y no es tan chica ni tan grande, el señor me dijo que con ellos sería diferente, sus oficinas principales están aquí en Tokyo, realmente nos conviene para las juntas.

—La mánager ya firmó, y la disquera que nos va a representar será Present Mic— concluyó Jirou.

—¡Genial! Podremos volver a tocar— dijo Denki.

Shoto se encogió de hombros sin expresar gran cosa en su rostro. Ellos estaban más tiempo en la banda, y si creían que eso era lo mejor, para él estaba bien.

—Está bien, hagan lo que crean necesario.

—Bakugou-san— le llamó la atención la azabache—, podrías poner un poco más de interés en tu carrera. ¿Estamos de acuerdo? ¿Qué tal si deciden que andes con alguna chica como fachada para tu imagen?

—Jódete, sabes que ni loco haría algo así, además lo único que me interesa es que nuestra música llegue a buenos oídos, la fama me da lo mismo.

—Necesitas la fama para que tu música llegue a mucha gente, genio— dijo Jirou, poniendo sus ojos en blanco.

—Sí, pero dentro de la escena que me interesa, podría ser un jodido músico clásico y me daría por satisfecho— Bakugou sonrió más para sí mismo que para las personas que se encontraban presentes. Él particularmente despreciaba al medio. Su interés era el de convertirse en el mejor baterista de todo el puto mundo, digno de escucharse y acompañado por letras profundas y melodías bien hechas, aunque admitía que le gustaba bastante el reconocimiento, él más que nada buscaba que alguien apreciara sus piezas y su esfuerzo por cómo estaban hechas y no por su apariencia bonita.

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