Extrasensorial

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Salir a una discoteca con los chicos había sido una desición conciente, pensaron que sería divertido y les había olvidar las preocupaciones de la vida rutinaria.

Habían comenzado como todos, sentados en una mesa bromeando y bebiendo, después se levantaron a bailar.

Y decir que bailaron era poco, pues jamás habían visto así al otro.

Tener a Eiji Okumura pegado totalmente a su cuerpo sudoroso, con aliento a alcohol, sonriendo como si le coqueteara y sus caderas moviéndose encima de su parte baja era algo que Aslan no solía experimentar frecuentemente.

Tampoco era frecuente que el rubio acariciara con tanto deseo dichas cadera, parecía que necesitaba llenarse del cuerpo del nipón, pues mientras recorría el cuerpo marcado desde atrás, besaba el cuello aperlado como si fuese lo más fascinante del mundo. Disfrutaba las caricias que esas dulces manos proporcionaban en su cuero cabelludo como si fuese la primera vez.

No supieron cómo llegaron al departamento a trompicones, como soportaban abrazarse con tanto anhelo mientras comían la boca del otro.
Sí, eran pareja más no de esas que todo el tiempo estaban pegadas follando en donde sea, no les agradaba aunque en ese momento parecieran una.

Se dejaron caer en el primer sofa que encontraron, el rubio arrinconado en una esquina por el cuerpo tan masculino y fino que se sentó a  horcajadas encima suyo, tan caliente y desesperado por restregar sus durezas. Realmente el pelinegro no era el único desesperado, también él apoyaba la acción moviendo sus caderas insistentemente.

Volvieron a estampar sus bocas con aliento a alcohol, sintiéndose bastante calientes y deseosos del cuerpo ajeno.
Las bonitas manos recorrían los hombros anchos hasta separarse un momento para que ambas prendas superiores fueran quitadas por el otro.

La sensación de sus manos acariciando el torso plano y marcado, vibrando mientras pasaban sus dedos por las costillas.
Los labios rosados e hinchados rodearon los bellos pezónes erectos, gemidos agudos y graves flotaban en el aire.

Sus piernas enfundadas en mezclilla rozaban entre sí, incluso el sonido rasposo era sensual y excitante para ambos.
Era como disfrutar del sexo al mil porciento.

Las manos inquietas y largas no se hicieron esperar, mientras una masajeaba la erección por encima, la otra abrazaba la cintura marcada por tanto ejercicio, parecía que querían fundirse en un solo ser.

– Assslan~~ Mmm... – apretaba las piernas ante la excitante sensación al igual que su ligera sonrisa.

Cabellos dorados fueron jalados hacia atrás, obligando al dueño a ver a quien hizo dicha acción tan dominante.
Los jades miraron a profundidad las avellanas brillantes, asegurándose de apreciar la belleza de su perfecto amante.

Dicha perfección comenzó a besar el perfilado rostro del americano, comenzando a los costados del rostro y bajando poco a poco... Quijada, cuello, clavículas, torso, pezones... Disfruto el contacto mojado tan lleno de fervor, deseo y pureza. Costillas, ombligo, pelvis, muslos desnudos. El pantalón fue arrojado sin importancia, tal amante parecía disfrutar del simple hecho de oler aquella piel pálida.

Pubis, gemidos eran soltados ante los besos llenos de devoción.

El vello rubio y escaso le hacía cosquillas en el rostro al japonés, adoraba las sensación y todo lo relacionado a su adoración encarnada.

Nadie espero más tiempo, la erección fue proclamada por el interior caliente de una boca deseosa.
La sensación fue liberadora para ambos, las muñecas del dueño de esa boca fueron aprisionadas con fuerza para después resbalarse en caricias por los brazos y hombros, para que unos dedos se enredaran en cabellos oscuros y una de las palmas empujasen la nuca entre gemidos, unos ahogados por el miembro y otros flotando en el aire con liberación.

𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 - N̶o̶t̶ ~𝙹𝚄𝚂𝚃 𝚂𝙴𝚇~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora