No importan cuantas vidas he tenido ni cuantas veces he pedido que me dejen convertir en ese vasto cielo azul, si he vuelto a esto tendré que demostrales lo que es "ser y no ser"
Me han demostrado que no se puede confiar en quién dice amarte y quién...
Al escuchar la explicación de Yuri, entendí que estaba bajo el mando de madre y que nadie más que a ella y ahora a mi me iba a ayudar en lo que necesite.
Leah nos mostro un agujero al lado del muro, era uno donde cabía un niño de doce años, para suerte mía es que era delgada y escurridiza y pude salir.
Estaba muy oscuro, pero lo acompañaba un hermoso cielo, jamás me cansaré de verlo, y a donde quiera que vaya siempre podré apreciarlo.
Yuri / Leah: Vamos señorita, antes de que nos vean.
Nos apresuramos a salir.
Estaba lejos de la calle que conectaba con la ciudad.
Pero podía apreciar las luces mientras nos acercábamos, se acortaba el paso cada vez más. Era hermoso, una calle llena de gente alegre, niños jugando, la gente sentada charlando de cualquier cosa, incluso se podía apreciar obras realizadas por los nobles.
Parecía la obra de la flor negra y el zorro. Esa obra refería a una bella mujer la cual fue destruida y dañada dejándola hecha trizas tanto en su alma como cuerpo.
Pero decían que era hermosa, la describían como una mujer de cabello negro, esbelta, blanca como la nieve y sus ojos hipnotizaban a quien la veía..
Ella se enamoro de un tipo, de otra ciudad. Estaba perdida, sus guardias la habían perdido de vista. Debido a la presencia de gente que trataba de hacerle daño ella tuvo que correr y dejar que sus guardias se hagan cargo.
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Y en su camino un hombre el cual sería su más trágico destino, se cruzo ante ella, y se enamoro, pero no podía hablar no se le permitía, debido al estatus, ella era una duquesa, elegante, con prestigio de ser la segunda hija de casa.
De dinero y todo lo que una dama querría.
Sus miradas al cruzarse ella sonrojo, y el una sonrisa le brindo. Pasando el tiempo y sus relaciones comenzó a florecer, palabras y cartas que iban y venían.
Y besos sin cesar que quedan. Juro su amor, juro su vida, y aquel hombre la vita le quitaría.
Aquel hombre, endulzo sus oídos, endulzo sus labios y alma, cual destello de un brillo lo quebró, y la dejo en pedazos y ella sola quedo, viendo como iba con otra de la mano, jugando sucio en su cuarto, dando vestigios de amor en donde creía que ella lo tenía, en donde aquel hombre, de la mano de su amiga el veía.
Ella quedo sola y con todo el dolor en sí, dejando que las mariposas la carcomieran hasta dejar su cascarón vació, y desde ese día de ella no se supo más.
Es lo que redactaba la obra, no se sabe si en realidad paso, o solo es una historia inventada.