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El amor.

Un arma de doble filo, con la que no puedes jugar tan fácilmente, apenas hagas un movimiento en falso, la espina más afilada atravesará tu pecho.

¿Alguna vez has tenido esa sensación?

¿Cómo es? ¿Qué se siente cuando te enamoras? ¿Todos lo experimentan de la misma manera?

Kunpimook toda su vida se había alejado de ese sentimiento, que él mismo podría llamar repulsivo o estúpido, lo había hecho con todas sus fuerzas y nunca se había visto en la necesidad de tener que lidiar con esas "mariposas" revolotear en su interior.

Dio una mordida al pan tostado que reposaba sobre aquel plato, que había tomado de la vasija, llenándolo de moronas, pequeñas y poco cómodas. Mirando a la gran ventana de ese departamento en el que vivían, inmerso en sus propios pensamientos, su mente estando lejos de la realidad.

Tenía miedo de admitir lo que sentía.

No podía describir sus emociones, nunca había sentido la necesidad de hacerlo, y eso, claramente le causaba un problema, uno muy grande, que le daba cierto dolor de cabeza.

En su mente se posaban esas ideas, aquellas de las que siempre había oído hablar. Cuando su amigo se enamoraba, veía esos ojos brillosos e ilusionados, describiendo perfectamente aquellas sensaciones, con una sonrisa hablaba y decía lo enamorado que estaba.

Si bien Kunpimook no podía decir que tenía unas tremendas ganas de vomitar mariposas, atinaría más a decir que vomitaría el pan que estaba comiendo a medias, o quizá el desayuno, pero mariposas no.

Tampoco podía decir que sus ojos brillaban, o que se sentía de alguna manera emocionado de estar a su lado. Claro, que era un poco impulsivo, pero aquello era algo común para él, no era la primera vez que actuaba más por instinto.

Tampoco se había visto a sí mismo haciendo alguna vergüenza, no por ahora.

Pero pensaba continuamente en él, pensaba en su sonrisa y analizaba constantemente sus comportamientos, bien cuidados y alineados, excepto cuando estaban en completa soledad.

Tenía malas mañas, como olvidar llevar la basura o separar los plásticos, también solía usar las calcetas que se había colocado la noche anterior al día siguiente, aún si estás estaban un tanto sucias por caminar por la casa descalzo.

No era perfecto, en sí, había muchas cosas que podía enumerar que no le agradaban, como ese tono juguetón que había llegado a oír de él, lo odiaba, lo hacía sentir fuera de sí mismo.

Tenía bastante orgullo, y sí él se equivocaba debía pedirle disculpas a JinYoung, tragándose su propio orgullo, pero, cada que el otro cometía un error, aceptaba sus errores.

Pensaba de manera equilibrada, no solo era buena persona con él, sino con la gente en general; pensaba en sí mismo, pero también tenía en cuenta a otros, podía ayudarlos, pero no dejando que estos hicieran un abuso de él.

Tenía una carácter equilibrado.

Le agradaba cuando pasaba por los pasillos del centro comercial y miraba fijamente algún producto, como si pudiese descifrar todo con una mirada. Le parecía curiosa la manera en que tomaba en serio las cosas, como aquella vez que consiguió una cafetera y Park había leído el instructivo completo, simplemente para asegurarse que todo estaba bien y sabía cómo utilizarlo, incluso si se había tomado una semana entera para acabarlo, porque, claro, era un tanto aburrido leerlo.

Vivir con Park hacía que destacaran de manera más natural partes de su personalidad.

Conocía a alguien verdadero y no solo lo que él quería que viese.

RAMÉ; jinbamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora