Cuatro

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Al llegar de nuevo al departamento, los bebés habían dejado de lado su sueño

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Al llegar de nuevo al departamento, los bebés habían dejado de lado su sueño. Atsushi pataleaba ansioso por salir de la carriola, y Akutagawa lo veía con claras intenciones de pegarle.

Chuuya bajo todas las bolsas y cajas que él solo llevo.

"Iré a armar las cunas que compre, tú pon a los bebos a gatear por la sala". Llevo dos cajas grandes a la habitación que le correspondería a los bebés. Al rato se asomo por el marco de la puerta para aclararle algo a Dazai. "Eso quiere decir que los tienes que cuidar".

"Si entendí, Chuuya." dijo Dazai algo indignado, ¿qué tan irresponsable creía que era?

Atsushi se encontraba sentado en la alfombra de la sala, jugaba con su peluche de tigre blanco, dandole la espalda a un pelinegro.

Desde hace un rato, el pelinegro había estado viendo bastante mal al pequeño albino. Y eso no se le había escapado a Dazai, él sabía claramente las intenciones, pero no podía regañarlo aún, si lo hacía, Aku lloraria y Chuuya le daría una paliza a Dazai.

Akutagawa, alzó su peluche, y lo lanzó contra la cabeza del albino. Atsushi volteo hacia atrás, un puchero creciente se mostraba junto con unas pequeñas lagrimas. Aku lo miraba con satisfacción, sacandole la lengua.

"Akutagawa" llamó Dazai, el mencionado de inmediato volteó a verlo con cara asustada. Lo habían descubierto en su crimen. El lugar donde se suponía que debía haber cejas, se inclinó hacia arriba reflejando un gesto de angustia. El bebé miró el suelo esperando su castigo.

"¿Qué le hiciste?" Chuuya le pregunto a Dazai.

"¿Yo? Nada, sólo le hable." contestó realmente consternado.

Chuuya lo miró, sin saber si creerle o no. Llevo su vista al pelinegro que hacía pucheros para evitar llorar.

"Oh, pobre bebé" se acercó, sintiendo su corazón derretirse por el pequeño Akutagawa "¿la fea momia te asustó?"

"La hermosa y carismática momia" corrigió Dazai "evitó que tu perro le pegara a mi gato".

"No los llames así, idiota".

"Id- ida- idata" se escucho una pequeña voz.

Chuuya y Dazai miraron con sorpresa al emitor de tal sonido.

Atsushi jugaba con su peluche de tigre, llevando una de las orejas a su boca completamente ajeno al horror que experimentaban sus cuidadores.

"Verg-"

"Chuuya" interrumpió el castaño antes de que el albino aprendiera una nueva palabra.

"Chinga-"

"Chuuya."

"Put-"

"Chuuya."

Padres Temporales | SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora