i. Joffrey Velaryon

3K 253 10
                                    

―•✧•―•✧•―•✧•―•✧•―

CHAPTER ONE
JOFFREY VELARYON
(VIS VELARYON)

―•✧•―•✧•―•✧•―•✧•―

Arrugue la nariz con desagrado.

Madre estaba pariendo mientras estaba bordando una flor, no solo eso, sino que los pétalos estaban tan torcidos como los dientes del Gran Maestre. Que los Dioses se apiaden de mi madre y de la flor torcida que borde.

—Eso es, princesa Helaena —la Septa sonrió con orgullo hacia mi tía Hel, para luego ver con desagrado el bordado en mi regazo, pero intento ocultarlo—. Sigue intentando, princesa Visenya.

Una vez que la Septa se dió vuelta, voltee los ojos.

Delante de mí, Hel rió silenciosamente.

—No debes rodar los ojos —susurro, inclinándose—. Debe de tener ojos en la nuca.

Ambas miramos la nuca de la Septa, pero apartamos la mirada de inmediato con cierta perturbacion en nuestra mirada. De solo imaginar dos ojos ancianos en esa nuca me daban ganas de vomitar sobre el bordado.

—No debería estar aquí —negue, segura de mis palabras—. Debo estar con mi madre.

Hel me miro un momento, y con una sonrisa enorme, se inclino otra vez hacia adelante. La mire con una leve sonrisa, curiosa por los pensamientos de mi tía.

—Vete —sugirió, sonriendo—. Le diré que vinó Ser Harrold por órdenes del Rey para buscarte.

Un sentimiento de calidez se extendió por mi pecho a la par que no podía evitar sonreír. Regrese la mirada a la Septa, quien iba hacia otras niñas para ayudarlas con el bordado.

—¿Harías eso, Hel?

—Claro que sí —Hel asintió de inmediato, señalando la puerta de la sala con prisa—. Vete rápido. Le diré cuando pregunté por ti. Sabes que es medio sorda, no dudará en creerme.

Le di un vistazo a la Septa y me levante, deje con sigilo el bordado sobre la mesa. Me acerque a Hel para besar su mejilla rápidamente e irme, dejando a Hel con una sonrisa divertida mientras negaba con su cabeza. Me escape mientras la Septa le explicaba a otras niñas sobre las fallas de sus bordados.

Una vez que llegue a los aposentos de mi madre, no había nadie además de sus doncellas. Busque a Elinda, pero mire alrededor con un pánico creciente en su pecho. Había sangre en el suelo. Sentí un monstruo moviéndose por mi estómago y apretando mi corazón, porque sentí el mismo latir con fuerza contra mis oidos. Coloque una mano en mi pecho, asfixiada por el pánico. Parecía que la vista se nublo del miedo o de las lágrimas retenidas, no lo supe.

—¿Y mi madre? —pregunte en voz alta. Fue Elinda quien vino hacia mi, agachándose a mi altura. ¿Por qué se agachaba? Cuando las personas miraban así a los niños les daban malas noticias. Negué con la cabeza rápidamente— ¿Y mi madre? ¿Dónde está?

—Está bien, mi princesa —replicó Elinda, sonriendo con calidez. Abrí mi boca y respire, casi lanzando mi cuerpo a sus pies antes de que Elinda me sostuviera por los hombros—. Su madre dió a luz a un sano varón. Fue llevada a los aposentos de la Reina.

—¿Qué? —pregunte, incrédula y con un feroz y horroroso monstruo dejando a mi estómago con burbujas de ira—. Acaba de sacar a un bebé de adentro de ella. ¿A quien se le ocurre citarla?

Elinda suspiro, como si se preguntara lo mismo en silencio.

—Debería ir con su madre —aconsejo Elinda, viendo de reojo la sangre de los aposentos—. No es un lugar para usted, mi princesa.

Duty And Desire ♱ House Of The DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora