vii. Proof, part 2

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CAPÍTULO SIETE
PROOF: PART 2
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LUCAS ESTACIONÓ LA BICICLETA EN UNA ESPECIE DE CAMPO con autos abandonados, y Max bajo de ella

Mary tomó su patineta entre sus brazos y observo que dos personas ya se encontraban ahí, Dustin y un chico mayor que ellos con un cabello extremadamente exagerado

—¿Quienes son ellas?— pregunta Steve viendo a las pelirrojas

Dustin no le contesta, ya que está muy ocupado viendo a la chica de ojos azules-grisáceos,

—Soy Mary, y ella es mi hermana Max— dice la chica

Dustin se dirige a Lucas y lo aleja un poco de todos para reprocharle haber traído a las mellizas

—Les dijiste— susurra

—Tú querías decirles— se defiende el moreno

—Pero acordamos que no

—Igual no me creyeron

—¡Hey!— Mary interrumpe su conversación llegando a su lado— Ahora estamos dentro de esto, ¿No? ¡Así que dejen los malditos secretos!

Se vuelve a poner al lado de Steve, quién la mira asombrado por haber callado a los dos niños, que ya se encontraban frente a ellos

—Lo siento— susurra Dustin con la vista en el piso

—Más les vale que esto no sea una broma, y me hayan hecho patinar hasta aquí. Porque si esto llega a ser falso los dejaré sin dientes a los tres— Mary señalo a los dos niños y al adolescente, sorprendentemente, este fue el que se asustó más

 Porque si esto llega a ser falso los dejaré sin dientes a los tres— Mary señalo a los dos niños y al adolescente, sorprendentemente, este fue el que se asustó más

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La noche había caído hace unas horas atrás, los cuatro niños y el adolescente se encontraban encerrados dentro del autobús. Steve en la parte trasera jugueteando con un encendedor, Lucas en el techo mientras vigilaba, y las chicas ordenando sus pensamientos

—¿En serio pelearon con una de esas cosas?— Mary cada vez estaba más convencida de que esto era real, y eso la asustaba, Steve asintió volviendo a jugar con el encendedor— ¿Y están seguros que no era un oso?

—Mierda— se quejo Dustin, cansado de que no les creyeran nada, pero vamos, parense en sus zapatos, no es fácil de creer que existan monstruos de otras dimensiones— No seas idiota, no era un maldito oso

Mary arrugo el ceño confundida, ¿Por qué de un día a otro la trata mal?

—No le digas idiota, la única que le puede decir idiota soy yo— dice Max

 𝐌𝐀𝐘𝐅𝐈𝐄𝐋𝐃, Will Byers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora