Mary de verdad estaba considerando abofetear a Mike si no la dejaba tranquila.
—Puedes hacerlo, ¡Will te enseño a jugar!— el pelinegro perseguía a Mary por el patio de la escuela.
—No importa, no lo haré.
—Por favor, Mary.
—Lo siento, iré al partido de Lucas.
—¡Lucas no juega nunca!
—¡Es importante para él!— exclama Mary, incrédula por la actitud del pelinegro— Iré a su juego, porque es lo menos que puedo hacer, tu igual deberías ir, ¡Eres su amigo! Y si tienes un poco de consideración, deberías pensarlo.
Mike estaba comportándose como un idiota otra vez.
Siempre había sido difícil su relación con él. Es cierto que nunca se habían llevado muy bien, pero había encontrado una parte buena en el chico, sin embargo, Mike hacía que Mary perdiera su cariño con él cada vez más.
Principalmente, le parecía totalmente injusto que cuando Will se fue decidieron unirse a un club de un juego que le negaron al castaño cuando él quería jugarlo.
"Hipócrita"
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Mary nunca se había sentido tan orgullosa en su vida.
Bueno, tal vez sí, pero esta era una de esas pocas veces.
Sus manos estaban enredadas en el brazo de Steve, zarandeándolo con emoción cada vez que Lucas hacía una buena jugada.
La chica que acompañaba a Steve la había comenzado a ver mal, en su defensa, no quería ver el juego sola, cuando vio al chico fue su salvación.
No le importó que estuviera en una cita, al parecer a Steve tampoco, quizás se estaba confundiendo o pensando cosas que no son, pero sabía que él no se sentía cómodo con esa chica.
Cuando vio a Lucas entrar a la cancha fue sorprendente, pero emocionante, Mary se alegró por haber ido a ver a su amigo.
Ahora, su amigo moreno estaba por anotar un punto, el punto que definiría el ganador del partido.
